Estilo Ignorante: la chilenidad en la piel. Entrevista a Kenfa Wong López
Durante una visita, mi madre me mira el brazo y me pregunta qué tengo rayado. “Ah, sí, es cuando Zalo Reyes encuentra a su perrito en el matinal”, le digo. “¿TE TATUASTE UN ZALO REYES? ¡Último de Rasca!”. Esta obra de arte en la piel es del artista chileno con orígenes chinos, Kenfa Wong. Acá una conversación entre un tatuador y su lienzo parlante.
¿Qué lleva a una persona a tatuarse un meme? No soy alto fanático del Gorrión de Conchalí, pero me fascina el chilenismo: lo detesto y lo amo a la vez. Los matinales de cuatro horas y media, con largos despachos donde un cantante con delirios de grandeza llora haber perdido a su perro y, segundos después lo recupera en vivo, la emoción de un gorrión con alma de cóndor. Aunque no es el primer tatuaje que me hace, cuando Kenfa Wong posteó una serie de memes como plantillas, le pregunté si querría tatuarme un Zalo encontrando al perro, y su entusiasmo me dio la idea de entrevistarlo.
-¿Cómo empezaste a tatuar? Tírame tu rollo en dos frases.
Soy Ignacio Kenfa Wong López. Nunca digo mi segundo apellido, a veces digo que Ignacio López es mi alterego, evil Kenfa Wong, como ese meme obsoleto. Soy artista, y me dedico principalmente al tatuaje y la creación de imágenes. Mis papás son arquitectos y dibujaban mucho; cuando chico les pedía que me dibujaran a los Thundercats o las Tortugas Ninja. Un día mi mamá se cansó y me dijo “Toma, dibújalo tú”. Y así partí, rayando encima de planos viejos, y hoy vivo de rayar personas.
-El tatuaje tiene una particularidad que poseen pocas expresiones: es muy propio para quien lo lleva; esa persona es irrepetible, pero también te he visto en un flash donde repites un diseño 2 o 3 veces en el mismo día.
Hay ciertos diseños que pueden ser repetibles, eso depende de la significación le dé quien lo trae. En ese flash, que fue más bien performático, la idea era que la gente se hiciera diseños repetibles, y que mientras más los hiciera, mejor quedan. ¿Y ese flash? La idea era que la gente eligiera uno de los diseños de mi exposición, pagara un aporte voluntario, y luego otro, y así.
-Si es repetible, ¿tiene aura un tatuaje?
Siempre pienso en lo que un tatuaje significa para quien lo va a llevar toda su vida. Mucha gente se tatúa como una especie de terapia, algunos te hablan, otros no; hay quienes no se ha tatuado nunca hasta que pierden un familiar o amigo, y uno es parte de la significación de ese proceso.
-Tú tatúas harto meme, imágenes casi absurdas. ¿Es una invitación a no tomárselo tan en serio?
Hay un estilo en particular de tatuaje, el nunca bien ponderado Ignorant Style, por ser un estilo “canero o mal hecho”. Pero para mí tiene más sentido e identidad. Piensa tú en la gente que se hace uno típico, como un alambre púa o una pistola, buscando quizás la apariencia de una persona peligrosa. Yo no podría hacerme eso, porque en realidad no me considero una persona peligrosa; me gusta reírme y lo que busco es plasmar mi identidad en lo que hago. Mis líneas, mis abstracciones reflejan mucho más la identidad de uno que, como te decía, estos tatuajes clásicos que mucha gente se hace porque quieren verse como otra persona. Hay muchos tatuajes que me gustaría hacerme o hacer, pero creo que (este estilo) refleja mucho más mi identidad. Hubo un trabajo, una búsqueda y refinación de un estilo, que hoy veo como una expresión más honesta.
-Hablemos un poquito de esa identidad. En tus tatuajes hay una identidad, un imaginario coherente, ¿cómo se desarrolla?
Se fue dando de a poco, entendiendo qué cosas funcionan y qué cosas no. El uso de elementos de la cultura popular, pero fuera de contexto, símbolos de una nostalgia infantil, portadas de disco, tatúo a muchos músicos también, entonces hay una búsqueda de contrastar cosas de la cultura popular con otras más de nicho.
El tatuador no oficial de la música indie
-Cuéntame de tu conexión con la música.
Desde chico toco guitarra, tuve bandas, fue algo que perseguí en serio, pero cuando me puse a tatuar, ya algo mayor, tuve que enfocarme por un tema de plata. Aproveché ese periodo para aprender a producir música en un computador, y ahora, diez años después, he ido publicando algo de ese trabajo que ya tiene tanto tiempo. Me cuesta un poco esa exposición, es distinto del tatuaje, acá he tenido que aprender a soltar.
-Y de alguna manera te convertiste en “el tatuador no oficial de los músicos indie”. ¿Cómo pasó eso?
En un momento pensé: ¿quién quiero que sea mi público? Quiero tatuar músicos, portadas de discos… Ya conocía hartos músicos de cuando estuve tocando en Fármacos, y dije, puta a los músicos en general les gustan los tatuajes, y ahí se armó una complicidad. Pero no podría considerarme “el tatuador del músico indie”. No sé si solo músicos se tatúan portadas de discos, pero sí me pasa que llega alguien porque uno de sus compañeros de banda me recomendó. Ahí hay un subtexto, un lenguaje o experiencias compartidas, haber ido a un concierto, haber llorado con una canción, o cierto disco, compartir emociones… por ahí quizás hay alguna relación con el nicho independiente.
-Hablemos de herencia cultural. Lo primero que supe de ti es que eras chino o bien coleccionabas cosas chinas.
Nunca hubo un rescate de tradiciones chinas en mi casa. En el colegio me molestaban, los cabros chicos son crueles, pero nunca me sentí realmente distinto. Iba a clases, veía los mismos monitos que mis compañeros, me llevaban a la iglesia, entonces creo que no me sentía tan diferente. Hoy hay algo más de rescate, celebramos el Año Nuevo Chino, pero es algo más tímido. Creo que con esa exposición y el flash o performance hubo una búsqueda dentro de eso. Un día, durante la pandemia me di cuenta de que había coleccionado un montón de cosas, que tienen un efecto de herencia, pero también un valor visual interesante (cajas de fósforos, láminas de álbumes, objetos coreanos, arroz Los Chinos) y sucede que hoy hay una especie de admiración a todo lo que viene de Asia, cosa que antes no pasaba, entonces esos símbolos culturales se enmarcan en otro contexto chilensis y eso es interesante.
Esta colección de Kenfa Wong forma parte de la expo “Hecho en China”, y puedes visitarla en el GAM desde octubre hasta marzo de 2026.
“La derrota es algo muy propio de la identidad chilena”
-¿Hay una chilenidad?
Creo que hay una idiosincrasia, un sentido del humor, tipo Sólo pasa en Chile, esta cosa de la mala suerte. Recuerdo un partido de fútbol, quizás el mundial del 98, donde Carcuro, cae derrotado diciendo: “siempre nos tiene que pasar a nosotros”. La derrota es algo muy propio de esa identidad chilena, y aunque cambió por ahí con una buena selección, volvimos a un punto cero. Siempre está en la mente del chileno, que alguien te va a cagar o que vas a perder algo.
-Muy de país colonizado. ¿Deberíamos cuidar esa idiosincrasia, o aceptar que todas las identidades se están homologando?
Chile tiene un gran deseo de ser una copia de Estados Unidos, pero es imposible… este tatuaje no va a tener el mismo efecto en un país donde no conocen a Zalo Reyes, pero sí tiene una belleza en la escena de un tipo abrazando a su perro. En ese sentido, yo creo que lo que estoy apuntando ahora es como hacer cosas que la gente entienda acá en Chile. Hay un territorio, hay un imaginario que vi en la infancia, una situación que me interesa rescatar, y jugar con esa imagen, sacarla de contexto y ver “hasta dónde puede llegar alguien a tatuarse esto”, el riesgo de que alguien se grabe algo en la piel y se exponga a escuchar: “¿cómo te tatuaste eso?”. El tatuaje está abierto, y entonces pienso: “¿Cómo alguien no va a querer tatuarse un Axé Bahía? A todo el mundo le gustaba en su momento. Bajo mis estándares no hay ningún tatuaje extraño. Tampoco creo que haya una “identidad de tatuaje chileno”. Hay escuelas, más americana, más tradicional, pero, así como un estilo chileno, no lo creo. Por eso mi búsqueda, con significantes universales mezclando personajes de series gringas, memes, comerciales, telenovelas de nuestra infancia, en fin. ¿Te gusta cómo quedó Zalo?
-Sí, está a toda raja
