Ser agua y ser fuego: el paso de María Abaddon y Nuria Cano por Santiago

diciembre 16, 2025
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En su búsqueda por establecer relaciones a nivel latinoamericano, la galería Espacio218 presentó la exposición de las artistas peruanas, disponible entre octubre y finales de noviembre pasado. A través de la pintura y el tejido, la exposición propuso un encuentro entre dos elementos tradicionalmente opuestos: el agua y el fuego. De este modo exploró las posibilidades de convivencia entre dos símbolos que en su aparente contradicción reflejan las tensiones y armonías que habitan tanto en la naturaleza como en el cuerpo humano.


Las artistas peruanas María Abaddon y Nuria Cano se encontraron con la convocatoria de Espacio218 y decidieron postular. Ya habían realizado un par de proyectos juntas y esto se presentó como una buena oportunidad para expandir su trabajo en términos colaborativos y también de alcance, llegar a otra escena siempre es una instancia de intercambio valiosa. Así fue como presentaron “Deseo de agua y fuego”, proyecto que apela a la dualidad –presente en su propia manera de exhibir–, pero enfocado en acentuar los límites difusos presentes entre lo que se identifica como opuesto. 

El 11 de octubre se inauguró su muestra, la que llegó con ellas en un par de maletas y lo copó todo. Se trata de una exposición maximalista como señalaron las artistas. Antes de su selección para conformar el año expositivo de Espacio218, María ya tenía una conexión con Chile, puesto que su obra es parte de la colección de Il Posto, proyecto chileno dedicado al coleccionismo, promoción e investigación en torno al arte latinoamericano. Este nexo previo les permitió complementar su paso por el país, presentándose el 14 de octubre en Il Posto en un conversatorio titulado “Atravesar escenas” y en el que también participamos las curadoras de Espacio218, Seba Calfuqueo y Mariairis Flores Leiva. 

La siguiente conversación transita por colaboraciones, escenas, arte y política, para conocer más de su proyecto, y por sobre todo, de su reciente paso por Santiago. 

-¿Por qué les interesó presentar un proyecto a un espacio artístico en Chile?, ¿tenían relaciones de trabajo o colaboración previas?

Nuria y María: Como ya veníamos trabajando ideas colaborativas, decidimos ir uniendo nuestras propuestas y proyectos en relación al rostro, el cuerpo y sus emocionalidades. Ya habíamos expuesto juntos “Carcaza” (ICPNA, Lima) en el 2021, acerca de los retazos corporales internos; y  “Corazones rotos” (Magenta Galería, Lima) en febrero de este año, sobre el dolor en el amor y el eco de los cuerpos, así que apenas vimos la convocatoria en Chile, pensamos que era una oportunidad para poder seguir construyendo esta idea de colaboración que significa trabajar no desde el individualismo, sino estar abiertos a la posturas de uno u otro, y también a las acciones técnico visuales de uno y otro, y Espacio 218 viene contribuyendo con estas dinámicas en Santiago. También veníamos pensando en la intención de difundir la propuesta en Latinoamérica. 

La exposición se tituló “Deseos de agua y fuego”, y podríamos relacionar cada uno de esos elementos a su práctica. Esa condición dual e inclusive opuesta es importante para la propuesta. ¿Definirían su exposición como colectiva, bipersonal o bajo qué figura piensan el trabajo conjunto?

Nuria y María:  “Deseos de agua y fuego” tiene dos momentos. Uno de ellos está vinculado a nuestra práctica y conexión con los materiales que suele ser constante y efusiva. 

Nuria: En mi caso, este material que es el agua con el pigmento, denominado acuarela, es fluido; y en el caso de María la técnica del fieltro está conectada al abrigo, es caliente, entonces desde esa perspectiva del material ya aparecen los dos elementos, el agua y el fuego. Sin embargo, nuestro mayor cuestionamiento son las categorías a las que siempre recurrimos o a cómo con el paso del tiempo aparecen otras nuevas, y en el acto de querer quebrar aparecen más categorías aún. Entonces vivimos categorizando eternamente y eso a veces genera discursos políticos de odio, discursos fascistas, xenófobos, en los que las diferencias empiezan a marcarse muchísimo más y eso genera emocionalidades oscuras, emocionalidades-anti

Nuria y María: Lo que pretendemos con esta exposición es mostrar que los dos elementos pueden convivir, que el agua no necesariamente apaga el fuego, ni que el fuego arrasa con todo, escapando de la dualidad y a través de esta unión también pensamos que el cuerpo funciona similar. Dentro de nuestro organismo y en nuestros órganos tenemos zonas líquidas y zonas calientes. Pensamos y creamos esta analogía y a la vez construimos paisajes que disuelven las identidades y las unen, y por otro lado mostramos rostros y cuerpos que se transforman y órganos que palpitan juntos a los seres marinos y fogosos.

Más que exposición bipersonal, lo llamamos trabajo colaborativo, porque tomamos decisiones conjuntas y trabajamos experimentando y equivocándonos una y otra vez hasta hallar conexión.

-¿Cómo ha sido el proceso de definirse por ciertos materiales y con ello proponer un cuerpo de obra?

Nuria y María: La definición de los materiales y de los soportes para Deseos… tiene que ver con las investigaciones técnicas y teóricas de cada uno de nosotros. 

Para esta exposición optamos por lo plano, porque son imágenes que iban a viajar, cuestión clave para poder trasladar lo que queremos hacer sentir al espectador. Nos interesan mucho las sensaciones, emociones y pulsiones. 

Nuria: En mi caso la acuarela, si bien, es un tipo de pintura que se realiza principalmente en papel y se va optando por dejar espacios en blanco para generar luces, la trabajé en tela para poder traerlas y conectar con María con algunas texturas de fieltro. Es importante mencionar eso, porque antes en “Corazones rotos” indagamos el impacto de las fotos y las redes, construyendo así escenarios con texturas e inmersión y que luego, al espectador procesarlas podía ver el significado del conjunto. 

María:  manejo materiales diversos en torno a la escultura blanda, algunos con mucho, muchísimo más volumen, otros, dentro de una planitud y relieve.

Si bien en otros momentos hacemos trabajos de intervención entre nuestras obras, en esta ocasión lo que hemos hecho es una conversación, un diálogo, y construir distintas ideas en cada zona, en cada pared de la galería. 

Nuria y María: En la parte del altillo se pudo ver una suerte de amor por los órganos (en acuarela), a través de una imagen ancestral parecida a Sechín, con un atardecer tejido entre azul y rojo. En la planta baja hubo una pared con seres que se diluyen con el paisaje en el fieltro, una lucha humana que se proyecta hacia arriba, y en la parte superior de ese muro estuvieron los rostros transformados, entre agua y fuego, de estos seres. Mientras que en la parte izquierda tuvimos un muro que remite a la vida y la muerte, lo que está más al fondo de nuestros órganos. En el área principal hubo imágenes más grandes en las que vemos paisajes corporales internos y externos de la naturaleza conectados.

María: El fieltro es una de las técnicas más antiguas de producción textil conocidas por la humanidad. A diferencia de otras técnicas, como el cordaje y el telar, el fieltro nace de una observación de la naturaleza, en la cual los animales se rascan en piedras y troncos, y a través de la frotación y fricción de sus cuerpos, dejaban el pelo entretejido. Pelo que luego los humanos antiguos tomaban y utilizaban para cubrirse. Dentro de mi práctica, trabajo instalaciones de formato monumental y escultura blanda, pero para facilitar el traslado y de esta manera establecer diálogos en otros espacios. Hubo un proceso de investigación largo para traducir a un formato plano lo que siempre pensé como volumétrico. En este caso, la construcción de los fieltros es bastante escultórica, a pesar de que sean planos, ya que no se aplica el pigmento directamente sobre una tela plana, como puede ser el caso de una pintura, sino que se toma la lana ya pigmentada y se superpone continuamente una sobre otra para crear las figuras, las formas y las gamas cromáticas. De igual manera se busca generar diferentes planos, profundidad y volúmenes que son fundamentales en mi práctica. 

-¿Qué nos podrían contar sobre la actual escena artística peruana? Por ejemplo, Nuria lleva Magenta galería, un proyecto levantado desde la autogestión, ¿cómo es levantar un espacio cultural de forma autónoma?

Nuria: El tema de la autogestión siempre es hacer un esfuerzo extra, porque esto empieza sobre todo contradiciendo lo establecido, lo hegemónico tanto en el ambiente artístico como en el contexto social y político. Parte de esta lucha es estar en contradicción, entonces desde ahí ya es complicado, es tener fuerza. Por lo tanto, para sostener el espacio he generado ciertas dinámicas colaborativas muy similares a la estructura de trabajo que tengo con María y que explicaba arriba, donde todos más o menos entendemos que tenemos que ser un aporte mutuo, el uno con el otro. Entonces si va a haber una exposición en Magenta Galería, todos van a aportar ciertos elementos, y se genera una sinergia donde todos nos damos la mano. 

También hay un modelo económico, que sería quizás más extenso comentar en detalle, una forma de economía alternativa que funciona. Sin embargo, siempre es un trabajo complejo. 

También hay una convocatoria de proyectos de exposición en la que se eligen los que estén mejor planteados y a los que tienen de algún modo una respuesta frente a ciertas situaciones actuales, tanto en el Perú, como a nivel mundial. Por ejemplo, la última exposición de Magenta Galería fue sobre fotoperiodismo en el que asumí la curaduría. Esto respondía a una invitación que nos hizo el Museo Arte Contemporáneo de Lima, y se trataba de un festival de fotografía, entonces la respuesta de Magenta fue trabajar este tema considerando que el fotoperiodismo no está dentro de las artes, pero valorando que son trabajadores que están más cerca de las protestas que han habido últimamente en Perú. Fue una forma de responder tanto al contexto artístico como al político. Para ello decidí que cada fotógrafo presentara una serie de fotos y no sólo una o dos buenas o grandes, porque a veces la intención de que el espectador se acerque se pierde cuando se elige las “mejores” fotos. Es un ejemplo tanto formal como temático de los proyectos que se exhiben en Magenta. Pronto inaugura “Barrio Chivo, todas las artes todos los géneros” con la curaduría de Edie.

A propósito de este deseo por conectar lo político con lo artístico me surge una última pregunta. Mientras estaban en Chile preparando la exposición el clima político de Perú se tornó convulso, se sucedieron una serie de protestas y Dina Boluarte fue destituida por “permanente incapacidad moral» como lo dictaminó el Congreso. ¿Cómo recuerdan ese momento a la distancia?

Nuria: En contexto, primero habría que mencionar que había un pacto de gobierno entre Dina Boluarte y el Congreso que al final derivó en una dictadura congresal. A medida que Dina Boluarte dejó de ser un elemento útil para los intereses políticos del congreso, este puso en marcha una serie de acciones para desmarcarse de una evidente alianza entre los dos poderes del Estado. Entonces, no es tan correcto establecer que Dina Boluarte es bajada por las protestas. Ella sale del poder principalmente por los intereses de reelección de los partidos  que dominan el congreso ya que su pacto de gobierno causa rechazo en la aceptación popular.

El gobierno de Boluarte fue incapaz de frenar la ola de sicariato y extorsiones que viene aquejando a la población. El momento clave para la caída del gobierno fue el atentado al grupo musical Agua Marina, lo que permitió al congreso proceder con la vacancia por “permanente incapacidad moral”. Lo curioso es cómo escándalos más grandes o más fuertes como su implicación en el caso de Los waikis en las sombras -que según la Fiscalía era un grupo que  habría operado para influir en designaciones clave en diversas regiones del país y facilitar la inscripción del partido político Ciudadanos por el Perú, a través de prácticas ilícitas o los 60 muertos durante las protestas cuando asumió el mando- no hicieron que el congreso tomara medidas semejantes a lo que hizo hace poco, lo que evidencia que lo único que quiere la clase política que dirige el país es solo enquistarse en el poder para seguir disfrutando de los beneficios del Estado.

El cambio a Jeri es la muestra que todo sigue igual con diferente rostro ya que sus denuncias por supuesta violación, así como no respetar la cuarentena durante la pandemia lo ponen como un sujeto carente de solvencia moral y aún así es nombrado presidente del país.

La sensación que tuvimos fue… el corazón latiendo fuerte, una intranquilidad, angustia, y no por lo que podría venir si el país se desestabilizaba política y económicamente, porque ya estamos acostumbradas a vivir así tanto como trabajadores y en las luchas contra elitistas como en nuestras emociones, sino por el hecho de no poder estar ahí, de no poder ser una fuerza, así sea pequeña. Es curioso sentir también que hay tareas más necesarias que cumplir, qué será, quizás, ideales políticos…

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