Falta un día para su viaje a Bogotá y acaba de darse cuenta de que su ponencia no aparece en el programa. El problema no deja de ser grave con ascendente catastrófico pues plantea en último término la negación radical de su ser ponencista; pone en entredicho la misma nominación ontológica del autor de ponencias ―y sin él, no sabemos qué sería de este texto.