El acercamiento a un tema tan interesante como lo fueron los acontecimientos que se vivieron en el año de 1968 en diferentes países (en especial en Europa y los EE.UU.) durante el mes de mayo, ha sido un ejercicio por demás revelador al recordarnos muchas de las causas que las generaciones contemporáneas a esos sucesos tuvieron como fines reivindicativos; causas que hasta la fecha siguen marcando de una manera u otra las agendas políticas y sociales del mundo, especialmente en Latinoamérica donde la lucha por cambiar realidades, en muchos casos injustas, están tan vigentes como hace 50 años. El mayo del 68’ se presentó como parte de un mundo en movimiento, un mundo que se transformaba y reconstruía a pasos agigantados y que se dirigía hacia una nueva realidad.
Las características de los movimientos sociales, políticos y culturales como el del 68’ no pueden interpretarse desde una disciplina ni desde una realidad única, ya que ante su complejidad se pueden perder pistas importantes para su lectura. El movimiento trascendió fronteras. Su desarrollo no quedó ajeno a la opinión pública mexicana, que observó con recelo y cierto interés lo que para en aquel momento era un lejano 68’, sin mayores implicaciones para su contexto, en general conservador con su cultura.
El mayo francés, la Primavera de Praga, la guerra de Vietnam y el proceso de paz que se negociaba en París, las crisis laborales en el Reino Unido y la lucha por los derechos civiles en los EE.UU., fueron parte de las noticias que conoció el público y que, al ponerlo al tanto de una realidad cambiante, pudo tener alguna influencia en los participantes del posterior 68’ mexicano. Para tener un acercamiento a estos, decidí conocer un poco de su impronta a través de la prensa mexicana de la época, en especial a través de los diarios.
A mediados del siglo XX México contaba con un robusto sistema radial, así como con un sistema televisivo que fue ganando terreno principalmente en el entonces Distrito Federal, convirtiéndose en dos fuentes de información indispensables para la población. Sin embargo, fue la prensa escrita 1, de gran tradición en el ámbito mexicano, la que tuvo un mayor alcance entre el público, contando con una clientela base que concertaba sus opiniones con lo leído u oído a través de este medio, sin olvidar las circunstancias políticas e ideológicas que rodearon el ejercicio periodístico durante los años más álgidos del presidencialismo priista.
Los diarios, en particular aquellos ubicados en la capital del país, mostraron una faceta proclive a la defensa del orden económico y social que el gobierno de turno trataba de mantener. El Heraldo, El Sol de México y El Día 2 son los diarios que decidí consultar para conocer qué reflejaban sus páginas respecto a los acontecimientos internacionales del mes de mayo, así como un primer acercamiento a la información que estos medios difundieron en sus páginas.
¿De qué hablaron los diarios? Resulta interesante que la línea editorial que siguieron fue muy similar, enfocándose de manera especial en resaltar: el peligro que representaron los movimientos sociales que rompían con las vías legales establecidas; la filtración de la ideología “roja” en los justos reclamos sociales -y cuyo propósito era acabar con el sistema capitalista-; la necesidad del orden y la civilidad de los jóvenes universitarios ante el peligro de ser conducidos por un camino de incertidumbre que les obligue a romper con su compromiso para con el entramado social que los había ayudado a alcanzar su posición privilegiada escolar y académica.
La Guerra Fría fue un tópico muy presente en estas publicaciones, como el recordatorio de que la política exterior mexicana debía seguir conservándose dentro de su tradición de no intervencionismo y continuar como parte del bloque de los países no alineados.
Por otro lado, la crisis de la V República Francesa a raíz de los intentos de reformas universitarias y laborales que desencadenaron las protestas estudiantiles en París y otras ciudades del país galo, a las que se sumaron obreros y trabajadores de diferentes profesiones, así como una situación política inestable que enfrentó el gobierno del general De Gaulle -el viejo héroe de guerra cuya estrella comenzaba a apagarse- marcaron de manera particular las primeras planas de estos diarios.
El uso de un lenguaje subversivo –según la perspectiva de los editorialistas– demostró la intervención de agentes externos que avivaron una lucha que ponía en riesgo la convivencia cívica y el orden tan característico de la sociedad francesa, a decir de estos diarios, modélica para Occidente. El contenido de las publicaciones mostró el rostro combativo de una causa que buscó romper con la conformidad en varios sentidos (especialmente en el campo intelectual) y demostró que las cosas no volverían a ser las mismas, algo muy resentido por estos diarios mexicanos.
La guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles en los EE.UU. se convirtieron en temas hasta cierto punto cercanos. En estos tres diarios mexicanos se percibe una preocupación mayor por aquellos acontecimientos que afectaron al vecino del norte, y por las posibles repercusiones que esto podía tener en México. La información que se difundió en los periódicos fue desde una postura crítica en cuanto a lo que consideraban los errores de estrategia del gobierno estadounidense frente a una guerra considerada injusta, hasta la visión del conflicto como una forma de incrementar el apoyo al comunismo internacional.
Esta situación se hacía visible en las protestas estudiantiles en la Universidad de Columbia, donde la pérdida de autoridad por parte de la dirección universitaria y la reacción violenta del estudiantado en contra de las fuerzas policiales, fueron un reflejo de la filtración ideológica, según los diarios. Pese a que éstas se suscribieron en el contexto de la lucha por los derechos civiles, la igualdad y contra el racismo, en la que los afroamericanos y otras minorías, como los chicanos, comenzaron a impulsar sus agendas políticas.
Es curioso que, en estos casos, la postura asumida por los diarios fue la de condenar la evidente injusticia social y política que se vivía en los EE.UU., aunque sin dejar de preocuparse por lo que consideraron una intervención ideológica (6).
La relación política con la U.R.S.S. fue resaltada como fundamental para la consecución del equilibrio en el plano internacional, algo contradictorio para unos medios de comunicación que denunciaron la acción desestabilizadora comunista al interior del «mundo libre», pero que seguían la línea oficial y, en este caso, no contrariarían las acciones del gobierno mexicano y el contacto con los soviéticos, afianzado desde los tiempos de la presidencia de Adolfo López Mateos (1958-1964). Dentro de esta contradicción, quedó reflejado el tema de la Primavera de Praga y el respaldo al proyecto de «socialismo humanizador» que el primer secretario del partido comunista checoslovaco, Alexander Dubcek, trataba de impulsar desde principios de año 3.
Precisamente en el mes de mayo se puso de manifiesto la posibilidad de una intervención soviética y de sus aliados en contra de la república centroeuropea, con el fin de frenar esta vía alternativa de socialismo que podía poner en jaque los postulados más férreos del sistema comunista. Se podía ser amigo de los soviéticos, pero no sin precauciones.
¿Qué nos permiten interpretar estos contenidos? A raíz de estas lecturas la prensa se nos presenta como el mecanismo de difusión de ideas y contrastes que fueron el reflejo de una época de cambios, en el que los grupos cercanos a las bases sociales de sus respectivos países, a través de la confrontación, buscaron darle un giro favorable a sus demandas frente a la situación socioeconómica que iba deteriorándose para ellos.
El principio de los grandes cambios en el sistema económico global, con las consecuencias de la pérdida de nivel de vida y de bienestar que terminaron por reflejarse en la década de los 70’, fue el marco en donde se reprodujeron estos acontecimientos que bajo un sentido renovador buscaron poner fin a los mecanismos de control ideológico, político y económico que se ponían de manifiesto en eventos tales como los que se desarrollaron en los EE.UU –«tierra de la libertad», donde un número importante de sus ciudadanos no gozaban de igualdad de derechos.
El mundo conocido, se podía decir, se estaba rompiendo ante los embates de las generaciones más jóvenes, y la situación fue percibida en estos diarios como un momento de preocupación ante estas nuevas formas de pensar y de interactuar, exponiendo en sus editoriales que la única manera de evitar conflictos como los que ocurrían más allá de México, era el evitar el contagio de «ideas peligrosas» que podían poner en riesgo las bases del Estado.
¿Contrastes con respecto a la realidad mexicana? Demasiados, y como ejemplo pude observar la manera en que se trató la celebración del 1 de mayo. Mientras que para el evento mexicano la información resaltó la unión del gobierno con los grupos de trabajadores en pos del bienestar del país y la realización del gran proyecto revolucionario, adecuada a las demandas del momento. En lo referente a otras latitudes, las noticias hablaron de las protestas y huelgas convocadas en Reino Unido, Alemania Federal, Italia y Bélgica, las primeras movilizaciones en Francia y la represión en Polonia en contra de fuerzas disidentes frente al partido comunista local.
El conjunto de acontecimientos que marcaron aquel mayo del 68’ en Europa y los EE.UU. pudieron aportar un parámetro de ideas que llegaron a reflejarse a través de los reclamos de los jóvenes estudiantes mexicanos que tomaron parte en las grandes movilizaciones sociales de los meses posteriores. Posiblemente, de una manera consciente o tal vez al calor de la lucha, lograron reproducir muchas de estas manifestaciones ideológicas que tuvieron como fin el cambio radical de la realidad social y política. Sin embargo, tampoco podemos pasar por alto el hecho de que estas noticias, inquietantes para varios sectores del país, permearon la mentalidad de la sociedad capitalina mexicana, que no vio como buenos signos del presente los sucesos que se estaban anunciado más allá de las fronteras del país.
No es ninguna sorpresa la existencia de estas contradicciones al interior de un cuerpo social tan diverso como lo era la población del Distrito Federal en aquel momento. De cualquier forma resultan más comprensibles si se leen como recordatorios que ayudan a comprender una coyuntura tan importante como la que se produjo en 1968. En ese sentido es importante que los historiadores interpreten y reflexionen todas las ideas que se transmitieron a través de distintas fuentes, tales como los diarios en sus diferentes vertientes ideológicas.
La lectura de estas noticias internacionales contextualizadas dentro del llamado mundo occidental, me permitió conocer con cierta profundidad los diferentes frentes de lucha que se habían generado a lo largo de la geografía global a finales de los años 60’, donde diferentes grupos humanos entraron en mayor o menor medida en conflagración con sus propios paradigmas de desarrollo, orden e ideas, y que fueron abriendo brechas que condujeron a la discusión de temas como el feminismo, los derechos laborales y el derecho a la educación, por mencionar sólo algunos tópicos.
Más allá de las fronteras o de las diferencias socio culturales el mundo contemporáneo no puede olvidar que existen causas comunes al interés general. Es decir, el bien común por encima de un individualismo pernicioso. Actuar e interactuar como una humanidad consciente de nuestros problemas -y de la necesidad de resolverlos- nos podría permitir planificar las metas de una vida justa.
Perfil del autor/a:
Maestro en historia por la UNAM, especialista en Nueva España, cuerpos sociales e historia eclesiástica.
Notas:
- Por prensa escrita podemos entender los diarios, semanarios, revistas y otros tipos de publicaciones que cubrieron con el requisito básico de transmitir información desde sus páginas, así como un punto de vista definido por perfiles ideológicos desde sus columnas de opinión.
- Si bien estos diarios no alcanzaron el tiraje de publicaciones como El Universal o Excélsior, representaron unas fuentes informativas socorridas para los lectores capitalinos. Mi interés por su lectura devino de interrogantes sobre la variedad de fuentes informativas en la época, y sus formas de abordar los distintos sucesos de los que dieron cuenta.
- Según El Heraldo (1968, 26), Checoslovaquia representó el triunfo de los valores democráticos y del modelo social y económico del mundo libre, ya que su gobierno se mostró abiertamente opuesto a los lineamientos marcados desde Moscú. La nota hizo hincapié en la posibilidad de una gran reforma política y social en el corazón del mundo comunista.