Capítulo III
Donde el ponencista da principio a su diario, seguido de una cartografía a las sociedades discretas del congreso
Busca la mesa con la letra de su apellido. Dos estudiantes le dan la bienvenida. Recibe el programa, un lápiz, una libreta chica y una bolsa de género. Anota en la primera hoja la clave del wifi del congreso: Rusi@2018.
Una primera anotación en la libreta informa el cuadro de euforia futbolera que sume a los colombianos. Conoce bien la sensación. Una patada de morfina en las venas de los habitantes. En una de las veredas que flanquea la avenida en la que se desarrolla el evento académico una hilera de vendedores ambulantes tranzan láminas del álbum que reúne a todos los jugadores de todas las selecciones que disputarán la copa (lo que excluye a la escuadra del país del ponencista). En unos días hay elecciones presidenciales, pero la política hace tiempo que se percibe como un juego perdido. El comienzo del mundial lo acapara todo.
Anota en su diario de viaje:
“Día dos, mañana. Bogotá con sol: la pelota es un vórtice de materia blanca y oscura cocida al icosaedro truncado 1―que, tal como indica la Sumula de Op. Licario, no debe ser tomado por un cuerpo esférico ni mucho menos por un sólido platónico, dada la irregularidad de sus caras. Fue a la temperamental y paradojalmente estable estructura errática de este símbolo a la que el espíritu humano se pegó en su eterno rodar ―like a Rolling Stone 2
Es posible que, parafraseando a Nietzsche ―y traicionándolo al mismo tiempo― no haya otra forma de conocer, dice Silvio Aister en el último episodio del Juguete Rabioso:
¿Podría ser que la pelota [y no la sabiduría] apareciese en este mundo como un cuervo al que entusiasma un pequeño olor a carroña?
*Nota hermética: El icosaedro truncado es uno de los pocos cuerpos metaestéticos que es sagrado y al mismo tiempo rodante; es decir, tiene una terrible propensión a despeñarse 3
De ahí que con lo humano presente cualidades transustanciales.
Vender cualquier cosa relacionada a la selección de fútbol durante o en vísperas de un mundial siempre es una inversión ―o un juego― riesgoso. Se trabaja a contrarreloj. En un tiempo de descuento permanente.
La expresión «todo es cancha», que extiende el campo de juego más allá de sus límites, ocupa la voz quechua «cancha», que denomina el lugar de culto. La idea del «templo en todas partes», es la del socialismo del sol que vio Mariátegui en el Tawantinsuyu Incaico ―posible abstract”.
En cierto sentido el ponencista es un sujeto cándido que cree aún en la abolición de la esclavitud del paper, la multiplicación de las ponencias, la resurrección del ensayo y en el perdón de los plagios. De otro lado es un individuo escéptico, crédulo, a ratos crispado, casi receloso, pero eso sí, sobre todo, contradictorio. Lo que lo convierte en un personaje inequívocamente anodino. Nadie podría decir lo contrario, pues resulta incontrovertible que ama y odia al resto de los ponencistas como a sí mismo.
Si bien es cierto el congresista promedio actúa en solitario, no se puede descartar del todo la recurrencia del fenómeno gregario en su efímera manifestación fenoménica. Es un hecho bien documentado (mayormente en dominios encriptados y foros de blogs dedicados al ciberocultismo) la existencia de cofradías más o menos secretas. Entre ellas se encuentra el «Conciliábulo de los Ciegos Caminantes» conformado por un grupo de académicos que se dedican a investigar la literatura colonial. Sus mesas, programadas por lo general durante la mañana, ―quizás por respetar un orden cronológico en las exposiciones― se centran en desempolvar pasajes poco estudiados de autores como Pigaffeta, Cabeza de Vaca o la Monja Alférez para iluminar alguna deriva teórica contemporánea. Algunos críticos de esta corriente surgidos en su mayoría a partir de posiciones modernistas desenfrenadas motejan a esta actitud como «Volver al futuro», y llaman a quienes la cultivan «Gallinas Macfly». Dentro de este grupo opera una célula 4 en la que se reúnen aficionados a la cábala y la interpretación de los glifos mesoamericanos que esperan el advenimiento de un crítico regional, una parusía subcontinental de la que nacerá un Ángel Rama emplumado que llegue a desfacer los entuertos del posmodernismo en el pensamiento latinoamericano. Los bolañistas salvajes en cambio parecen incapaces de articularse en bloque único. Agrupados en camaradillas fluctuantes ―que a veces asemejan un esquema de guerra de guerrillas― aprovechan cada congreso para pactar armisticios, organizar conjuras, tramar alianzas teóricas y declarar la guerra sin cuartel contra los advenedizos. Sus adeptos más curtidos escriben poemas en los baños de los departamentos de literatura y, fuera del recinto agónico de sus mesas, son personas de grata conversación y agudos comentarios. Buena parte de ellos, matriculados ―y en lista de espera― para cursar algún ramo en la universidad desconocida. Se rumorea que un grupo de reptilianos benjaminianos se encuentra infiltrado entre sus líneas más visibles desde a lo menos un lustro. Se les puede reconocer de inmediato: no consumen psicoactivos, se aferran al timón y los descompone la visión de las cuadernas flotando a metros de la quilla; no soportan caer en la curva.
Aunque la frase de Groucho Marx: “no pertenecería a ningún club que me admitiera como socio” define bien lo que el ponencista piensa acerca de las sociedades secretas ―y públicas―, durante un tiempo indefinido adscribió a la «insurrección solitaria» fundada por el poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas. También es cierto que fundó junto a un grupo de entidades encarnadas y literarias La fraternidad fatua AKA: La logia ineluctable AKA: El retorno de las tres tormentas del chino Lo Pan, cuya misión / visión nunca constituyó dogma y fue rechazada como la primera escuela patafísica apóstata del universo conocido 5. Sin embargo, si tuviese alguna afinidad con la intrincada cartografía de la conspiración académica sería con los bolañistas salvajes. Tal como ellos, y a diferencia de la mayoría de los congresistas que rehúyen con pavor del género lírico ―quizás por ser razonablemente inabordable en una ponencia―: el ponencista escribe poemas.
Dicho esto, el hecho meridiano es que el ponencista participa de su especie a través del rasgo más distintivo y transversal que define al asistente a congresos internacionales: tampoco ha terminado su ponencia.
ParceroEspacial. @toxicómanocallejero
Capítulo IV
Donde se prosigue la afición poética del ponencista
Siempre más exigido que exigente (otra característica que comparte con el grueso de la población de cualquier congreso), el ponencista se compromete a asistir a un mínimo de una mesa ―y un máximo de dos― por día.
Camina por Bogotá. Es consciente que tiene sólo cuatro tardes para hacerse una idea (más bien remota) de la ciudad. Anota en la libretita con una letra chueca que después por poco y no entiende:
“Por la mañana, nublado. El sol se asoma por entre inmensos cúmulonimbos recién por la tarde. No se entiende bien la inmensidad del cielo sin esas nubes gordas, apiladas en pesados jirones de vapor y rajadas por esporádicas varillas de luz. Permanecen quietas, coronadas con penachos muy blancos de cara al cielo mientras por abajo apuntan a la ciudad con un oscuro y macizo aguacero.
Iluminada por el sol Bogotá se transforma en una ciudad edificada bajo un indolente y colosal cielo (casi como cualquier ciudad del mundo)”.
Protocolos de luz y sombra.
I
No le creas todo al sol
y ―sin embargo―
ten presente
que no sabe mentir.
II
No quieres para ti la culpa,
La inevitable, la torva
La enseñada.
¡Y qué
si amaneciste
triste otra vez!
Los yermos
―es así,
tampoco hay que darle más vueltas―
Te persiguen la cola.
Perdido en la pérdida
del milagro de los peces,
para ti el cielo y la piedra
de la ciudad recién conocida.
Pero no dejes aquí
ningún atormentado.
A cada quien su taza de calamidad.
A cada cual su trago de espanto.
Sonríe mejor será sufriente,
Haz tú como los habitantes:
Que todo lo quieren
Que todo lo buscan,
Que todo lo sueñan
y todo lo pierden.
Haz tu parte
Bajo el cielo
de este día
Y habita el vacío vaivén
De su obtusa rotación.
III
Y dejaba de llamarme huésped
Para decirme habitante
Ramón Cote Baraibar
Aparecen por ahí
Los habitantes.
Apuran el paso
O pasean sin prisa
Por el pavimento:
Habituales del polvo
Y el espejo.
Desean:
Al prójimo o su destrucción,
Casi sin términos medios;
Los habitantes.
Aborrecen y abrazan:
Son como moscas
paradas en un plato
de aplastados pétalos.
Repactan; pecados y deudas,
Con ejecutivos de cuenta
o con piadosos santos
que atienden de pie
en adornadas hornacinas.
En las esquinas
Besan de nuevo la boca helada
De sus muertos más queridos.
De vez en cuando consiguen
Sentir que van a llorar y a reír
al mismo tiempo,
Y un chorro de luz y sombra
Los deja aturdidos
en una remota embriaguez.
Esperan en silencio
La luz verde,
O la inminente embestida
De los heraldos negros;
Los habitantes.
Odian al gobierno:
Entrante
Y de turno.
Por las noches penetran paisajes,
Que en la mañana olvidan.
Algunos viernes visten bien.
Lavan el corazón del perro
Que los siguió a la casa
Con lejía y alquitrán.
En silencio sucumben al sol.
A sorbos la luz,
La sombra la espina.
IV
Cuando amanezca
otra vez saldremos a jugar
Todos los juegos que no nos hacen reír.
Y al acostarnos
la sangre de Prudencio Aguilar
vendrá a empinarse el vaso de agua
que dejamos en el velador
―en un punto indeterminado
entre el libro y la lámpara―.
Pero Prudencio
¿qué sabrá tu sombra
de los linajes sordos
que desata el espejo,
cuando refleja
la muda mitad
de los mundos movedizos?
Dinos Prudencio,
Tú que sabes
del insomnio y la sed:
Los topónimos
De la estación quebrada.
Todas las sucursales del fuego.
La forma y la fiebre
Parcero espacial tú que sabes bien
Jugar a la sombra del aljibe,
Tú que conoces
La fiebre que llevamos en la sangre
La forma que tenemos al sentir,
Tú que dominas de sobra
La música y el alma
Que le damos a la vida
Enséñanos a domar
Todas las máquinas del imperio.
Hoy corren malos tiempos ya lo sabes
buen parcero
La guerra y la mentira
no parecen terminar.
Tú que sabes eludir
Los perros de la repre,
Portentoso, zarpao, delincuente
(que estiraste, en portentosa hazaña
treinta veces el torniquete)
danos la fuerza para robar
los planos de la muerte,
tal como lo hizo Melquiades
y los sabios de Memphis.
Para cantar sin levantar sospecha
Para habitar los vórtices del sol
Y regresar a morir
al pasaje de la infancia.
Perdidos por siempre
En los catorce cuartos
De la casa de Asterión.
El destino nos abrirá el camino
El destino no lo podemos evitar.
Pero ten presente parcero,
de acuerdo a la experiencia
ninguna época tuvo tanta mediocridad!
(Feat Elmer Figueroa, Pepe Mujica, Julio Jaramillo).
*Denominaremos a estos episodios: los guardianes o el cruce definitivo (e irreversible) del umbral*
Perfil del autor/a:
Notas:
- La nota completa indica: “Proyecto de investigación: Por una teoría del juego panamericano: rito, modernidad y la dialéctica del gol de oro en la historia popular”. Revisar las tesis de Benjamin, Galeano, Huizinga, Perec, Juan Luis Martínez, Roguelio Nogueras… y Maturana. / Proyección total en ponencias: 5. Revisar congresos de filosofía, ciencias sociales, lingüística. Aplicar fórmula: porcentaje de aprobación [congreso] menos posibilidad de postulación financiamiento [estatal]: (P% + {C} – {-E} = X)
- Dylan, Bob. Premio nobel de literatura 2016 dixit.
- Mayor detalle en: “El icosaedro sagrado; parábola truncada y la teoría de los mundos posibles en Giordano Bruno y Julio Cortázar”. Diversificar capital cultural (*): presentar proyecto a los gnósticos. A pesar de que no hace mucho el ministro de economía del país del ponencista exhortó a los empresarios nacionales a invertir en el extranjero en tiempos de crisis económica -en un doble movimiento que significó un procaz gesto de lealtad de clase al tiempo que una puñalada con ajo al erario público y al desempleo nacional-, asegura que aprendió esta estrategia de la mamá de una compañera de curso que por un tiempo se las arregló para vender carbón, poner inyecciones y, los fines de semana, atender un clandestino en su casa.
- Pachakutis lonely hearts
- Para una lectura extensiva sobre este asunto revisar: Zigzagismo dialéctico y pensamiento tormenta. Manual de ataque ―y retirada―. En proceso de composición.