Envío el link que estos días me ha conectado con otres y espero a que Astrid González, Milene Molina y Ange Valderrama Cayumán ingresen a la pantalla. La invitación es a conversar sobre el rol de los medios de comunicación y las industrias culturales en el tejido estructural del racismo en Chile. Todas han entroncado sus vidas y trabajos con el rol de las representaciones, las narrativas propias, como formas de hacerse presente desde las artes, la escritura, el activismo cultural, la documentación crítica y la lucha por el reconocimiento.
Desde sus biografías acuerpadas afrodescendientes y mapuche, Milene, Astrid y Ange discutirán cómo la instalación y circulación tanto de presencias como ausencias configuran no sólo subjetividades, identificaciones y posiciones en el mundo social sino también relaciones y afectividades. Y estos días de pandemia van a atravesar la conversación.
Astrid González es artista afrocolombiana residente en Chile y desde su obra se ha dedicado a pensar los procesos sociales e históricos de las comunidades negras, especialmente desde sus sistemas de representación visual; Milene Molina es integrante de la Colectiva de Mujeres Afrodescendientes Luanda de Arica, con quienes desde hace años trabaja en la visibilización y reconocimiento de la existencia de la población afrochilena en este territorio; y Ange Valderrama Cayumán es comunicadora en el Festival Internacional de Cine y las Artes Indígenas en Wallmapu (Ficwallmapu), parte del Colectivo de Comunicación Mapuche Mapuexpress e integrante del comité editorial de Yene Revista del Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü.
“En la cultura de masas la nostalgia imperialista toma la forma de recreación y re-ritualización en distintas formas del viaje colonizador, como narrativas de las fantasías de poder y deseo, de seducción por el Otro (…) por la dominación racista”, dice bell hooks.
Medios e industrias culturales tejiendo racismo
Todas coinciden en dejar en claro que el pie inicial es entender que la imagen de lo negro y lo mapuche se ha construido por años a partir de una óptica colonial de sujetos blancos donde los medios hegemónicos han sido piezas claves del racismo estructural. Así lo han abordado en sus trabajos y experiencias cotidianas trenzadas por estas configuraciones. “No son sólo los medios ejerciendo acciones sueltas de discriminación ni editoriales propias, sino un sistema de la comunicación hegemónica al servicio de un orden colonial”, señala Ange.
Astrid sostiene que frente a los discursos de medios y voces hegemónicas el antirracismo se vuelve espacio e invitación a construir, teorizar y resistir a partir de las experiencias y memorias del cuerpo; Ange insiste en mirar los procesos creativos y de alianzas del pueblo mapuche y otros pueblos en resistencia a la invisibilización y mirada colonial; y Milene expresa el desgaste que implica resistir demostrando que existes desde la trayectoria de las identidades afrochilenas. Todas son enfáticas en decir que el antirracismo hoy se construye desde los espacios más periféricos, lejos de los medios masivos de comunicación.
¿Cuáles creen que son las responsabilidades y deudas de los medios de comunicación e industrias culturales frente a los racismos y las posibilidades de cambio social?
Astrid: Los noticiarios y la prensa en general lo que hacen es facultar el concepto de necropolítica. Creo que, precisamente, muchos de los discursos de odio anti-negritud que se tiene en el común de este territorio y muchos otros lados está fundamentado, y prácticamente legitimado, por la información que se entrega en noticiarios y matinales. Quienes deciden y tienen la facultad y poder de representar deciden cómo se analiza, cómo se clasifica y cómo se presenta. Y, lamentablemente, las comunidades y los pueblos racializados no contamos con ese poder tan fuerte que tiene el poder hegemónico de representar. Por ejemplo, cómo se vende este falso discurso de que la migración es una ‘crisis’ o un ‘fenómeno’. Conceptos que luego cargan ideas, prejuicios, imaginarios y acciones, sin entender que la gente siempre ha migrado, que es un derecho humano migrar y quedarse, y que más bien muchos de los problemas que los migrantes tenemos en este territorio son precisamente por vivir racismo estructural, especialmente a la hora de tramitar y legalizar documentos. Entonces es eso, el concepto de necropolítica dibujado y maquillado a partir de los noticiarios y la prensa para que los migrantes y sujetos racializados seamos vendidos como enemigos, amenazas. Al final, lo que instalan las representaciones de los medios se cuela en la cotidianeidad de las casas y dinámicas de las personas.
Ange: Sobre las deudas o el asumir de responsabilidades de parte de los medios. Creo que lo que tendría que suceder es un cambio más estructural, no creo que los medios sean una instancia independiente y autónoma de los poderes político-económicos que tiene el estado nación chileno, o sea, no solamente los medios corporativos debieran cambiar sus líneas editoriales, sino que se debieran cambiar las leyes. Hoy día hay que revisar la Ley de Prensa, por ejemplo.
Las y los comunicadores indígenas tenemos claridad de que los medios hegemónicos son parte de este racismo estructural. Y no solamente por lo que producen sino el para qué producen lo que producen. En el caso mapuche, se transita entre la crónica roja al servicio de la criminalización del movimiento político mapuche que reproduce el proceso colonial del Estado sobre los pueblos hasta la instalación de una imagen de los mapuche como un pueblo pobre al que se le debe estar subsidiando la vida. No hay una mirada plural desde los medios corporativos. No aparecen las voces de las hortaliceras mapuche, de las comunidades que están constantemente siendo asediadas. Entonces cuando tú preguntas por una deuda, sí, hay una deuda de todo un sistema de medios de comunicación.
Milene: La negación del Estado chileno fue tan fuerte y su resistencia a la negritud, a lo distinto, a lo no hegemónico ha sido tan fuerte, que ha ido dejando al pueblo indígena y los pueblos afro en las periferias. Una periferia negativa, una periferia que quiere comerse esto que es lo ordenado, lo bueno, lo correcto y que es como tiene que ser todo. Y la comunicación no hace nada al respecto, al contrario. Es clave cómo los medios y las industrias culturales han utilizado a los cuerpos negros como ejemplo siempre de lo sospechoso o instalan estos cuerpos en el espacio de lo poco serio, de lo informal, de lo que no piensa, sólo cuerpos de entretención. Y eso tiene consecuencias como dice Astrid, imaginarios que se cuelan en lo cotidiano. Yo pensaba, por ejemplo, las personas le dan total verdad y apoyan completamente una serie en la cual hay una mujer que se llama Quintrala, donde ella sí puede haber tenido esclavizados negros, pero no logran tener conciencia que esos esclavizados realmente existieron y hubo una descendencia y esa descendencia está hoy levantando la voz, está hablando, están diciendo: ‘oye, nosotros existimos’.
Si tú vas a la revista ZIG-ZAG después de la Guerra del Pacífico vas a encontrar caricaturas burlándose de las personas negras. Entonces desde la prensa, desde los dibujos, desde quienes comunicaban, siempre se hizo una mofa de las personas negras y no sé si se harán los cuestionamientos en algún momento.
Astrid González es artista afrocolombiana residente en Chile.
En estos días de pandemia, en que estos mismos medios e industrias culturales transitan en un espacio hipócrita teniendo que abordar las manifestaciones globales antirracistas desencadenadas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Estados Unidos -manifestaciones por un racismo estructural y sistemático que por años han denunciado las organizaciones y colectivos antirracistas y decoloniales-, atravesadas y amplificadas por las redes sociales. Mismos medios que tiempo atrás espectacularizaban la crisis sanitaria con la transmisión de allanamientos a personas migrantes racializadas, o que graficaban la llegada del virus con una portada racista de una mujer afrodescendiente. ¿Qué pasa con ese doble discurso?
Astrid: A mí me cuesta pensar que desde los medios de comunicación hegemónicos se esté hablando de antirracismo porque creo que más bien eso está pasando en otros espacios, que tienen que ver con gente racializada que están construyendo desde la autogestión o desde sus propias herramientas y posibilidades comunicar. Los medios de comunicación hegemónicos chilenos están hablando de lo que está pasando afuera sin hacer una reflexión de cuál es realmente su participación o responsabilidad como medio nacional. Entonces no veo que hablen de antirracismo sino que es un concepto que se usa muy desde el desconocimiento mismo de su definición. Porque me cuesta mucho entender antirracismo en medios en los que cuando se avisa de que llegó el virus a Chile colocan una mujer afrodescendiente en la portada con un gran título de “virus”, o medios que presentan a un senador que habla de que la migración es una segunda pandemia, medios donde el ex ministro de salud señala que la población migrante en condición irregular es una situación de mucho riesgo para el país, y muchas otras cosas más, como el allanamiento mediático con la PDI, el ejército, los carabineros y todos los canales de televisión allanando un cité de población haitiana donde había infectados y no infectados y no quedaron contentos hasta que la gente tuvo que desalojar. Están ejerciendo racismo desde su comunicación donde se presenta a la migración también como un agente patógeno que viene a contagiar la blancura, la limpieza y asepsia de Chile.
Milene: Lo primero que pienso es en la facilidad con que los medios y los espacios de comunicación creen que pueden venir y tomar los cuerpos negros y usarlos. Es tremendo. Me acuerdo cuando como pueblo afrodescendiente logramos la ley de reconocimiento de nuestro pueblo, que era un momento histórico y no sólo para las y los afrodescendientes chilenos sino para Chile, siendo un país tan racista, tan clasista y tan tantas cosas. Al final ese momento histórico no se cubrió. Éramos cientos de personas tocando tambores y celebrando el momento, caminamos por las calles de la ciudad y no nos cubrieron los medios, pero resulta que unos metros más allá de nosotras y nuestro pueblo había un grupo de personas celebrando algo de Guaidó y resulta que los medios sí estaban y eso sí era noticia, eso sí era importante y nosotras/os nuevamente no existíamos.
Todo esto que sucede hoy en relación al racismo, para mí, es moda. Es moda decir que “soy antirracista”. La cantidad de gente que ponía un cuadrito negro en sus redes cuando pasó lo de Estados Unidos yo decía bueno, “¿y esa gente dice algo cuando la población afrodescendiente o indígena de este país o inmigrantes son atacados, maltratados, violentado, asesinados? ¿Alguien hace una campaña o levanta la voz? No, la levantamos los mismos de siempre. Y es triste, es realmente triste porque seguimos siendo parte sólo de un fetiche.
Ange: Creo que los medios no asumen una postura antirracista, solo lo asumen como un tema de contingencia. Cada cierto tiempo van incorporando un vocabulario políticamente correcto, pero en realidad no hay un trabajo ni tampoco un interés de hablar efectivamente sobre lo que significa el antirracismo y cómo se ha vivido el racismo en estos territorios. Es muy evidente con esto que pasó con George Floyd que todos los medios han publicado noticias, lo han puesto en lo público pero no dicen nada de lo que está sucediendo acá con los presos políticos. En estos momentos hay ocho presos en una huelga de hambre en la cárcel de Angol, el machi celestino en la cárcel de Temuco, y es mínimo lo que sale y no hay ninguna reflexión crítica al respecto.
Al momento de publicarse este texto van 74 días de la huelga de hambre de los presos políticos mapuche en la cárcel de Angol.
Ange Valderrama Cayumán, comunicadora en el Festival Internacional de Cine y las Artes Indígenas en Wallmapu (Ficwallmapu).
“Ciertamente desde el punto de vista del patriarcado supremacista blanco capitalista, la esperanza es que el deseo por lo ‘primitivo’ en las fantasías acerca de lo Otro pueda ser continuamente explotado, y que dicha explotación ocurra en una manera tal que reinscriba y mantenga el statu quo” ( bell hooks, Black looks: race and representation, p. 22).
Hablamos de los riesgos de las representaciones y de la dicotomía entre la hipervisibilidad e invisibilización con que se configuran también las presencias y las ausencias. Aparecen los peligros de los silencios. Les pregunto por las prácticas del no nombrar o no visibilizar por parte de los medios.
Ange: Un gran silencio de parte del Estado y a través de los medios tiene que ver con las miradas históricas de los procesos. Por ejemplo, ahora con todo lo del virus, pienso que el Estado ha sido el principal ente que ha debilitado la salud mapuche a través de diversas formas, como el despojo territorial que ha reducido el territorio mapuche a un 5% de lo que era anterior a los procesos de colonización del Estado. Esta reducción produce una migración masiva, una diáspora mapuche donde hay muchos hombres, mujeres, niños y niñas que dejan sus territorios, se van a las grandes ciudades a buscar trabajos precarios, estigmatizados y ahí está la nana mapuche, el panadero y otros trabajos racializados. Entonces parte este despojo se relaciona con la salud mapuche que ha tenido que estar en un proceso de resistencia constante y que hoy nos encuentra con esta situación de salud súper fuerte.
Hay un silenciamiento de lo que las mismas comunidades están realizando en torno a cómo enfrentar esta crisis con relación al virus. Hay muchas comunidades que han estado realizando procesos autónomos de cuidado, cordones comunitarios, procesos de cooperación territorial, abastecimiento desde zonas rurales hacia sectores de las grandes ciudades como Temuco, las ollas comunes donde pu lamngen mapuche y no mapuche se organizan para dar curso a los procesos de alimentación y ayuda mutua, y no aparecen como medidas de salud que se están desarrollando. Entonces pienso en esos silencios. Los silencios, por un lado, de la mirada histórica de procesos en el Wallmapu y, por otro lado, la invisibilización de las creaciones del propio pueblo en términos de la reproducción de la vida.
Astrid: Pensaba en el contexto colombiano y en cómo los últimos años no ha sido visible en los noticiarios y la prensa en general los asesinatos sistemáticos y organizados hacia líderes y lideresas sociales en las zonas rurales de Colombia, específicamente, territorios étnicos de pueblos afrodescendientes. Ha habido un silenciamiento, una invisibilización, un acallamiento de estos asesinatos y sus posibles responsables y hace parte pues de todo un plan sistemático en el que se busca generar terror. Se silencia a quienes están luchando por la defensa territorial, porque no les construyan una hidroeléctrica, porque la minería masiva no les siga envenenando los ríos y más. Es preocupante que este sea un tema que no está en boca de la gente desde los medios, pero que sí está en boca de la gente de a pie, en boca y preocupación de mucha gente que está liderando y organizando espacios en las zonas y se están buscando formas de cómo visibilizarlas y hacer consciencia de que esto está pasando y también importa darle contingencia y masificar el mensaje.
Milene: En este contexto de crisis sanitaria me pregunto por cómo los medios hoy no hablan de la cantidad de personas indígenas y/o afrodescendientes que están muriendo por Covid-19, ¿por qué no toman esos datos? Cuando nosotras hemos tratado de instalar el tema resulta que ahí es discriminatorio mencionar lo indígena. Pero nosotras creemos que es más importante poder decir qué es lo que está sucediendo con la población indígena, la población afrodescendiente, la población migrante en este momento de pandemia.
Ange: Para nosotros la crisis tiene otro cariz, no es el virus, la crisis es la violación de los derechos humanos hacia el pueblo mapuche, la crisis es despojo territorial, es la presencia de los colonos y colonas en los territorios, la militarización del Wallmapu, la existencia de que haya presos políticos, es la muerte de hermanos y hermanas mapuche por parte de aparatos del Estado, todo esto es la crisis.
Milene Molina es integrante de la Colectiva de Mujeres Afrodescendientes Luanda de Arica.
Existir y resistir
La resistencia de comunidades, territorios, corporalidades saberes, memoria e historias se entrelazan con las creaciones personales y colectivas de cada una. Astrid González. Milene Molina. Ange Valderrama Cayumán. Todas abren y hacen espacio y diálogos ahí. Lo político y sus luchas colectivas hacen de las palabras, las artes y trabajos de reconocimiento, intervenciones de resistencia a los relatos hegemónicos.
Astrid: Me parece relevante que el antirracismo o la decolonialidad nos invite y nos permita hablar desde la autobiografía, la primera persona, construir y teorizar a partir de la experiencia. Creo que nuestra experiencia ha sido durante mucho tiempo negada dentro de los espacios académicos o estas hegemonías del saber y ha hecho de nuestras experiencias algo anecdótico, que se queda en el pasado, que es un poco nostálgico y no tiene contemporaneidad ni una forma de reconstruir y de retomar esas oralidades, esas experiencias que pasan por nuestros cuerpos, de nuestros papás y abuelas.
Creo que las artes visuales y plásticas y la escritura me han posibilitado en algún sentido en retomar esas estéticas, simbologías, representaciones e imaginarios del pasado de la población afrocolombiana, específicamente, de los territorios donde vivieron mis abuelas, y mi relación contemporánea con haber nacido en una ciudad diferente a la de ellos. Construir otras nuevas formas de cultura negra en la ciudad, en las periferias.
Ange: Creo que hay un movimiento fuerte de comunicación de los pueblos. Se ha dicho harto de la presencia de la bandera mapuche, la Wenufoye, en las marchas en el estado chileno y en otros territorios lejanos. Es un gesto que, si bien puede ser espontáneo, sucede después de un proceso que se ha ido gestando largamente en el pueblo chileno y en otros pueblos en términos de un darse cuenta de lo que ha estado ocurriendo con el pueblo mapuche, y otros en términos de la legitimidad de sus demandas y de sus procesos de autonomía. Y eso es producto del trabajo de las organizaciones, del movimiento político mapuche, de los medios de comunicación mapuche y no mapuche que trabajan al servicio de los pueblos. El movimiento mapuche ha desarrollado estrategias de defensa que han excedido por mucho el ámbito sólo legal, son estrategias comunicacionales, de alianzas, que han generado que podamos romper estas barreras y que hoy día el pueblo chileno haya podido sumarse e identificarse con lo que nosotros vivimos, con lo que hemos vivido por décadas.
Milene: donde me siento, donde me paro, donde me instalo, lo primero que digo es que soy afrodescendiente y, lo segundo, que soy afrodescendiente y nacida en el territorio chileno. Y siempre te miran con cara de extrañeza. Es un desafío tremendo, pero tienes que ir haciéndolo en todos lados. Y en esos mismos espacios donde te instalas, muestras que existes, que estás, que tienes una voz y que puedes por ti misma. Porque eso es lo otro, que todos creen que pueden hablar por ti, “ah mira, esta es negrita, nosotros, que somos los investigadores/as, vamos a hablar por ellas/os”. Y te encuentras con un Estado, con una estructura la cual dice, “okay, ustedes pueden existir, pero tráiganme datos científicos que demuestren que ustedes existen”. Llegamos con todos estos estudios que hacen desde las universidades y resulta que ahí nuestra oralidad toma un valor. O sea, lo que pueda hablar mi abuela o haber hablado mi bisabuela y los documentos que pueden habernos dejado no tenían ningún valor si los mostramos nosotras, pero resulta que viene un académico o una académica y toman lo que mi bisabuela habla y lo escribe en su lenguaje académico y resulta que ahí eso sí tiene valor y las mismas puertas que nosotras tocábamos antes ahora se abren.
Entonces el tema de poder demostrar que existes para mí ha sido lo más difícil. Que los otros entiendan que tengo todo el derecho y mis compañeras tienen todo el derecho a decir “sabes qué, yo soy afrodescendiente, no soy migrante, nací en este territorio y tengo estas prácticas culturales y tengo derecho a vivir mis prácticas culturales, a valorar e instalar mis prácticas culturales”.
Perfil del autor/a: