A casi 30 años de la difusión televisiva de la vida de quien se criara en un gallinero por el abandono de su familia, Corina Lemunao, la poeta Karo Castro reedita este poemario de la mano de Pez Espiral. Una historia -quizás- lejana, pero que bajo la óptica y la propuesta poética de Castro, se vuelve contemporánea y transversal. “Esta historia traspasa el tejido social, reflejándose en los nuevos cuerpos políticos visibles, desde el feminismo, desde la mirada de la gallina como metáfora”, señala la autora.
Busco “la-mujer-galli-” y google completa “na chile”. Me da más opciones. “La Mujer Maravilla”. “La mujer más linda del mundo”. “La mujer vampiro. Libro de María Teresa de Andruetto”. “La mujer de la ventana. Película de 2021”. “La mujer rota. Libro de Simone de Beauvoir”. Al inclinarme por la primera -porque google sabe que Corina Lemunao, conocida bajo ese epíteto, nació en Chile, habitó Chile, lo primero que aparece es la noticia de su muerte. “Falleció a los 58 años Corina Lemunao, conocida como La Mujer Gallina de Lonquimay. Corina Inés Lemunao Lemunao nació el 1 de mayo de 1953 en Lonquimay, con un déficit mental. Debido a su condición su familia la destinó a vivir en un gallinero, hacinada, donde pasó su infancia y gran parte de su juventud”. Así de sencillo y de resumible: una mujer que nació ave por su mente; una mujer que se crió con y como ellas; una mujer sin la posibilidad de la palabra; una mujer que murió.
Pero necesito ver, volver a ver. Cuando se conoció la historia de Corina por los años ‘90, recuerdo cómo la vi: desnuda, desnutrida, en posición pequeña como ave empollando dentro de un gallinero. Por ello acudo a los videos. El primero es un relato sobre Corina y cuenta en voz poética la historia: el nacimiento, la vida, el encierro, la violación, la adopción de sus dos hijos, el reencuentro con uno de ellos, la barrera idiomática con él y su vida fuera de Chile. La muerte el 22 de diciembre del 2011. “Siempre recuerdo cuando vi esta noticia en la televisión, era pequeño y me dejó bastante perturbado, pobre mujer”. “Soy Chilena y nunca había escuchado este caso, que grave pobre mujer y con el frío que hace en Lonquimay”, son parte de los comentarios del clip.
Retrocedo. La búsqueda virtual arroja una obra de teatro, también un libro. “La Mujer Gallina” de Karo Castro, fue publicado en primera instancia el 2016. Bajo el título de “Aves que no vuelan”, Patricio Contreras escribía en esta revista que el libro “reivindica y resignifica la postergada vida de Corina Lemunao. Verbaliza su vía crucis. Deja que la poesía le otorgue voz a quien no tuvo la opción de tenerla”.
Hoy el libro vuelve, esta vez bajo el sello de Pez Espiral. En tres momentos -el gallinero, la domesticación y desplegar las alas- la autora interpela desde el lenguaje con esta historia que puede ser una analogía de una experiencia particular a la de toda una comunidad: mujer/ave y país en una jaula, en silencio.
“La poeta, mediante un impulso de registro, mixtura los acontecimientos y nos ofrece una torcedura de la crónica, puesto que esquiva lo documental y apuesta por la ficción poética, sin perder la huella de Lemunao. El conjunto de poemas transforma el relato veraz de la mudez y la incomunicación de su protagonista como un gesto de remienda: colma de lenguaje el silencio y nos entrega lo perceptivo de su cuerpo-ave”, señala en la contraportada la poeta Daniela Catrileo.
La Raza Cómica conversó -por mail- con Karo Castro sobre esta re edición lanzada el pasado sábado 9 de enero.
La sociedad que «descubrió» o avistó a la mujer gallina, a Corina, en los años 90, es diferente a la de su muerte el 2011, a la de la publicación de este libro el 2016 y a esta nueva salida el 2021-2022. ¿Qué lecturas en relación a esta trayectoria podrías describir o destacar?
Ver esta noticia, en 1992, marcó un antes y un después; me impresionó mucho ver el cuerpo desnudo y enjuto de un ser humano por las pantallas, mostrando su indignidad, su fragilidad y lo morboso que fue, y enfrentar esta idea de lo raro, lo freak. Nunca me pareció que la quisieran ayudar, más bien era un circo humano frente al dolor de un otro. Estamos hablando de un Chile post dictadura, entrando en la llamada “democracia”, donde se nos hablaba de una libertad que nunca existió porque aún habían desaparecidos y muertes, entonces este caso fue un distractor de esas noticias que cambian las dinámicas y nos muestran la ficción y la realidad de un país que seguía en el gallinero.
Respecto de la trayectoria que mencionas, podría decir que estuvimos en un huevo esperando germinar. Esta mujer para mí fue el símbolo de una época tremendamente dolorosa, de un cuerpo violentado, humillado, domesticado político y socialmente; cuerpo que nos representa como sociedad, donde vemos los vicios de una sociedad tremendamente herida y dañada, incluso por la familia, donde encontramos estos grandes secretos ocultos, lo que no se habla, lo que no se dice.
-¿Cuál sería «la actualidad» del libro? ¿Desde dónde podemos vincularlo con este momento?
Justamente esos silencios cómplices al interior de un hogar, donde maltrato y desprecio son pan de cada día, son lo que no ha cambiado. Creo que recién estamos abriendo simbólicamente las alas y modificando en parte nuestras prácticas individuales y colectivas. Recién estamos asimilando y condenando algunas violencias que estaban súper instaladas en el inconsciente colectivo. Se condena mucho la violencia física, aunque tenemos los femicidios a la orden del día. Hablo en el libro de este tránsito generacional y social, en el que Corina es la voz de una época que no hemos podido erradicar del todo.
-En tres secciones, la hablante lírica le otorga voz a la protagonista, una voz poética. ¿Qué potencia tiene darle lenguaje, palabras, un lenguaje poético, a Corina desde esta propuesta literaria?
Siempre pensé el libro en primera persona, porque quería darle voz a Corina. Ahora bien, entendamos que ella tenía autismo, un trastorno que afecta en parte las comunicaciones expresivas, entonces no era fácil para ella hablar o darse a entender con el lenguaje que conocemos, y esto hizo que aprendiera a comunicarse como los pájaros, a través de sonidos guturales, gestos, que son los que aprendió en el gallinero.
En el imaginario poético que construyo me gusta la idea de creer que se comunicaba con los pájaros, que eran las aves quienes entendían su soledad y le hacían compañía. Los pájaros siempre están vinculados de alguna forma con las transformaciones y me pareció que eran las aves quienes la liberarían del encierro físico.
Ahora bien, también hay experiencia personal. Yo crecí con mi abuela y ella tenía muchas gallinas. Las escuchaba comunicarse, cacarear, moverse, y desde ahí nace la idea también porque ese lenguaje nunca fue algo extraño para mí. Así me propuse darle voz a esta mujer, escuchar a Corina desde adentro de su encierro, maldiciendo la sociedad que la llevó hasta ahí, hablando del dolor, entendiendo el amor por las aves y sus deseos de libertad. Me interesaba darle esa fuerza al hablante y que nos contara qué sucedió y a la vez mostrar aquello que no vemos, entender que estamos todos en el mismo gallinero, por eso nos dice en el poema Chile bajo mis alas: “Venimos de la misma costilla deshilachada. Huacha/burlona/violenta” y “No seré yo la única gallina de este corral”.
-El libro aborda, entre otras cosas, el olvido. Olvido primario de Corina y de su condición de humana. ¿Por qué recordarla hoy?
La historia de Corina es una metáfora para hablar de este territorio llamado Chile. La historia de ella marcó en mí el abandono e hizo preguntarme muchas cosas desde el olvido, desde el abandono materno hasta el abandono de un país.
Siempre he sentido que vivimos en un territorio donde debes buscártela. Es como nacer y entregarte a la suerte, algunos con más y otros con menos privilegios. La memoria es y ha sido nuestro gran tema-país y como sociedad es más fácil el olvido, hacer como que no pasó, dar vuelta la página porque qué lata quedarse pegado; dicen: qué resentidos los que recuerdan.
Para mí volver a recordar esta historia es hacer memoria, recordar el pasado de un Chile en dictadura, tremendamente violento y oscuro. Corina sufrió desde que nació porque era diferente, porque en esta sociedad seguimos castigando la diferencia y más aún en situación de discapacidad. Hay muchas familias que dan la pelea con sus hijos y familiares con discapacidad y aunque el estado les da ayuda, esta es precaria, no los integran y se vuelven invisibles.
Para mi traer esta historia es hablar de memoria, traer a los olvidados, a esos que la sociedad quiere ocultar, los que no se quiere ver. Es más fácil mirar para el lado y hacer vista gorda, así ha sido por años. Recién ahora está generándose un poco más de visibilidad. Quizá ahora estamos acercándonos un poco a lo inclusivo, pero falta mucho aún.
-Esta historia abordada desde el libro levanta la idea de dualidad animal/humano – mudez/palabra; y la de la otredad, y desde ahí funciona como espejo al que la sociedad, desde esta historia particular, no se quiere mirar, o que reniega de tal condición residual y «anormal». ¿Por qué tanto asco o distancia?
La hablante, Corina, encerrada en el gallinero asume su condición de animal ave. La gallina es un ave cuidadora de sus pollos, protege, entrega amor y cuidados
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Así sobrevivió Corina, comiendo huevos y gusanos como ellas; aves hermosas que han sido domesticadas por los humanos para su consumo por años.
El cuerpo de la gallina representa para mí la violencia de un cuerpo, la violencia contra las mujeres, el sometimiento patriarcal por años alojado en nuestras pieles. Un animal malamente asociado a la cobardía, relegadas por su vuelo corto, su vuelo imposible.
Corina fue rechazada y abandonada por “anormal” y en esta anormalidad entra también la “animalidad” como condición de protección y seguridad frente al desprecio y maltrato humano. La hablante rechaza su condición humana porque de ella viene todo lo que le causa dolor, desde su madre hasta las personas que intentan rescatarla. Este es el reflejo de las condiciones indignas y de vulnerabilidad en la que se encuentran las niñas y niños que viven aislados en los campos, las familias que sobreviven con las ayudas precarias, las viviendas sociales que se llueven, la condición de indignidad constante, disfrazada de “ayuda social”, que son los vicios eternos de este gallinero llamado Chile.
En la historia real Corina fue violada en reiteradas ocasiones por quienes debían cuidarla. Sin duda en el gallinero estaba más segura que afuera, por eso menciono la idea del morbo y la alegoría del circo humano, que se dio también hace años en personas con deformidades, como el caso de los niños lobos, siameses, enanos entre otros. Corina intenta mostrar esa perversidad, lo humano en su infinita oscuridad, lo humano como monstruo.
-Sobre la nueva publicación, cuéntanos, ¿cómo surge la idea de re editar?
La idea de reeditar nace por algo súper practico: ya no tenía libros. Este libro fue editado a finales del 2016 por Balmaceda Arte joven y, lamentablemente, esa editorial desapareció a los 2 meses de yo haber publicado, entonces me sentí un poco huérfana. Era mi primer libro y junto a Rodrigo Hidalgo, quien fue mi editor en esa oportunidad y ahora también, lo pudimos mover un poco. Solo se hizo un lanzamiento y fue un tiraje de 300 libros que fueron distribuidos en algunas bibliotecas y ferias. Rápidamente se agotó. Con ese primer tiraje fui invitada a varias ferias de libros en el extranjero, fue muy bien recibido, entonces el 2020, con mucho tiempo para pensar en pandemia, decidimos darle una nueva oportunidad y reeditarlo, pues es un libro que debía tener otro tiraje porque pensamos que es una historia que trasciende la noticia de Corina en su contexto. Esta historia traspasa el tejido social, reflejándose en los nuevos cuerpos políticos visibles, desde el feminismo, desde la mirada de la gallina como metáfora.
-En torno al presente y el futuro, ¿qué nuevos proyectos editoriales estás trabajando?
En tiempos de pandemia he estado revisando antiguos proyectos que abandoné. Estoy terminando tres proyectos que están bastante avanzados. Ha sido bien productivo y espero tenerlos, al menos uno, listos para este 2022.
Estoy investigando y leyendo sobre la naturaleza y el mundo animal. Son temas que me siguen. También estoy en un proyecto con el mundo de los caballos y la hípica. En general son cosas que me interesan desde hace tiempo y me demoro en masticar.