Las prácticas artísticas desarrolladas en Haití, así como en la región del Caribe, si bien son reflejo de una serie de procesos complejos, se unen en la necesidad de comunicar una manera de entender y habitar el mundo.
Al iniciarse el éxodo de población haitiana hacia distintos países, entre ellos Chile, se movilizan con las personas su cultura, que viaja con ellas. Diversos artistas haitianos hoy hacen circular su arte, siendo éste una vía de sustento económico como de resistencia en la diáspora. Vemos desplegado en técnicas como la pintura, la escultura, la indumentaria, la cerámica, la poesía o la gastronomía profundos vínculos entre espiritualidad, vida cotidiana y política.
La exhibición “Arte haitiano en Chile” es parte de la investigación desarrollada por el Museo del Mundo, trabajo que nos invita a sumergirnos en la cultura haitiana a través de diversos objetos que nos acercan a este amplio y exuberante abanico de cultura material. Una primera aproximación a un universo que busca generar puentes de conocimiento intercultural.
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[CITAS] HISTORIA DE HAITÍ
Anteriormente a la llegada de los europeos en 1492, el territorio de La Española solía llamarse Quisqueya, habitada originariamente por los Taínos, pueblo indígena que se dedicaba a la agricultura, la pesca y la caza, con una organización social basada en el cacicazgo. Quienes se establecieron principalmente en las islas que actualmente son Puerto Rico, República Dominicana, Haití, Cuba y Jamaica.
Haití fue el primer país en Latinoamérica y el segundo en todo el continente en conseguir su independencia después de los Estados Unidos un 1 de enero de 1804, a partir del único levantamiento de esclavizados africanos que desencadenó en la conformación de la primera “república negra” del Caribe y del mundo a comienzos del siglo XIX.
Esta rebelión se inicia luego de una intensa ceremonia vudú celebrada en “Bwa kay Iman” en el año 1791, presidida por el oungan de origen jamaiquino Boukman y la mambo Cécile Fátima, quienes juramentaron en conjunto a otros esclavizados al norte de Haití luchar incansablemente hasta obtener su libertad.
La práctica espiritual del vudú resulta fundamental para comprender la cultura haitiana, su resistencia antiesclavista y su relación con África; ya que, en lugar de asimilar dócilmente las lecciones de la catequesis colonial, las comunidades esclavizadas conciliaron en forma sincrética los sistemas religiosos yoruba, fanti-ashanti, bantú, congo y fon.
Más allá de las innumerables injusticias que ha tenido que atravesar el pueblo haitiano, el idioma kreyòl (considerado idioma oficial desde 1987) ha pasado a ser un pilar en la cultura nacional, pues mientras gran parte de los países del continente americano tuvieron que adoptar la lengua y las creencias religiosas de sus colonizadores, Haití fue capaz de crear su propio idioma que vino a consolidar su identidad y proyecto emancipatorio.
[Las ilustraciones están hechas por Jezu Bunster]
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