Compartimos un fragmento del prólogo de este libro colaborativo, desarrollado en el marco del Proyecto Fondart 666737 «Patrimonio Oculto del Movimiento Anarquista en las Huelgas del Siglo XX. Espacios de Identidad y Memoria Urbana en Santiago» financiado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio
El libro se compone de un prólogo del Investigador Raymond Craib, y nueve artículos inéditos referentes a la producción socioespacial del movimiento, material al que puedes acceder de manera abierta y gratuita acá.
Alrededor de los años noventa, con el colapso de la Unión Soviética, el anarquismo se levantó de la losa fría a la que había sido confinado después de la guerra civil en España y agarró al sepulturero de la Historia por la muñeca. Por supuesto, si quienes realizaron la autopsia hubieran estado más atentos, podrían haber visto que el anarquismo no había dejado de respirar. En lugar del anarquismo revolucionario -con sus raíces en el socialismo del siglo XIX y el ala bakuninista de la Asociación Internacional de los Trabajadores, que buscaba el derrocamiento del capitalismo y la desaparición inmediata del Estado- persistió un anarquismo dedicado al antiautoritarismo en la vida cotidiana y en donde los más agudos se dedicaron a construir diariamente el mundo que deseaban ver realizado.[1]
Los movimientos del 68, la contrarrevolución neoliberal que comenzó en Chile en 1975, los regímenes de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años ochenta, y las restricciones del Fondo Monetario Internacional y su teología de la austeridad generaron las condiciones que sembraron el terreno para el surgimiento de movimientos anarquistas más visibles. Estas tendencias se manifestaron durante el levantamiento zapatista de 1994 en el sur de México, en las protestas en Oaxaca en 2006 y en los “territorios en resistencia” en otras partes del continente.[2] Las prácticas e ideales anarquistas surgieron de manera prominente en las protestas de Seattle (EEUU) y Quebec (Canadá) contra la Organización Mundial del Comercio y a través de las ideas de horizontalidad y autogestión durante la crisis económica en la Argentina de 2001, tanto en los parques y calles de Buenos Aires como en las fábricas del resto del país.[3]
Todo lo anterior, fue fundamental para las insurgencias lideradas por estudiantes y universitarios en Chile en 2006, 2011 y 2019, entonces, los anarquistas ocuparon puestos de liderazgo en la importante Federación de Estudiantes de Chile en la década de 2010.[4] A lo largo de América y más allá, emergieron formas similares de organización anarquista. El muro de Berlín había caído, pero la historia decididamente no había llegado a su fin. Tampoco, por cierto, la historiografía. El resurgimiento de la visibilidad de la política anarquista estimuló un interés renovado en la historia del anarquismo en general.
Antes de los años noventa, las historias del anarquismo –ya sea en inglés, español o portugués– ocupaban una especie de rincón, importante, pero al margen de las tendencias políticas dominantes. Como observó Angel Cappelletti en su clásico El anarquismo en América Latina, una gran cantidad de historiadores minimizan la importancia del anarquismo, consecuencia “de la ignorancia o mala fe.” Cappelletti, un filósofo argentino que había pasado su carrera escribiendo sobre la filosofía griega y el anarquismo, apuntaba a los autores marxistas pero la práctica de minimizar al anarquismo en la historiografía era generalizada en todo el espectro político. En respuesta, produjo un libro enciclopédico, país por país, de la historia anarquista, donde demuestra claramente que la política y las prácticas anarquistas seguían vibrantes e importantes en todo el continente a lo largo del siglo XX a pesar de la atracción gravitacional de los partidos políticos formales.
El libro, a pesar de sus deficiencias (limitado por su enfoque específico de cada país, con pocos contenidos sobre las mujeres y el género en el movimiento anarquista, tampoco sobre el anarquismo indígena, sitúa sin problemas a Europa Occidental como el origen del pensamiento anarquista), es esencial para cualquier persona interesada en la historia del anarquismo de América Latina y es parte de esa misma historia.[5] Cappelletti murió en 1995, por lo que se perdió el ajuste de cuentas con su obra. Desde la publicación de su texto fundamental, la historiografía del anarquismo ha florecido, incluso en Chile.[6]
Al mismo tiempo, los escritos sobre la historia del anarquismo se inspiran en, y se dedican a, los temas de la geografía, la planificación y la arquitectura o lo que podríamos llamar simplemente el «espacio». El espacio, como nos han señalado numerosos autores, no es una mera superficie sobre la que se desarrolla la historia; más bien, es producida continuamente a través de las relaciones sociales, las conexiones e interacciones dinámicas, etc. [7]
“La geografía”, escribió el gran geógrafo anarquista Élisée Reclus, “no es una cosa inmutable; está hecha y vuelta a hacer cada día”. No se rehace desde cero, sino mediante la acumulación de relaciones e interacciones entre lxs compañerxs y amigxs, lxs antagonismos de patronxs y trabajadorxs, los itinerarios cotidianos de lxs creadorxs y usuarixs del espacio, la formación de lugares comunitarios, y la movilización popular.[8]
Fue en las luchas por el espacio público –y la formación de espacios comunitarios como librerías, comedores comunitarios, talleres laborales e imprentas y centros sociales– que los sectores de los trabajadores y marginados de la sociedad hicieron causa común y afirmaron sus derechos a la ciudad. Dichas luchas y espacios fueron aspectos fundamentales en el proceso de hacer, y rehacer, la ciudad en sí misma. A la vez que se movían a través de un campo visual (un mundo de palabras) compuesto de revistas, periódicos, volantes, manifiestos y circulares que funcionaban como una especie de cartografía social para los habitantes que aprendieron a navegar la ciudad masificada, buscando itinerarios para la movilización social.[9] De hecho, es imposible pensar en la ciudad de principios del siglo XX sin considerar los espacios sociales y los lugares públicos que la hicieron posible. Recuperar estos espacios históricos—como lo hacen lxs contribuidorxs de este volumen—es un acto fundamental en la escritura de la historia social.[10]
[1] Véase Maia Ramnath, Decolonizing Anarchism: An Antiauthoritarian History of India’s Liberation Struggle (Oakland, CA: AK Press, 2011); Colin Ward, Anarquia en acción: la práctica de la libertad (Enclave de libros, 2013 [1973]); James Scott, Elogio del anarquismo (Editorial Crítica, 2013); David Graeber, Fragmentos de antropología anarquista (Virus, 2019 [2004]); David Graeber, “The New Anarchists,” New Left Review 13 (January–February 2002): 61–73; y Lucien van der Walt and Michael Schmidt, Black Flame: The Revolutionary Class Politics of Anarchism and Syndicalism (Oakland, CA: AK Press, 2009).
[2] Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis, coords., EZLN: Documentos y comunicados, vol. 1, 1º de enero / 8 de agosto de 1994 (Mexico City: Ediciones Era, 1994); Staughton Lynd y Andrej Grubačić, Wobblies and Zapatistas: Conversations on Anarchism, Marxism, and Radical History (Oakland, CA: PM Press, 2008); Hilary Klein, Compañeras: Zapatista Women’s Stories (New York: Seven Stories Press, 2015); y Raúl Zibechi, Territorios en Resistencia: cartografía política de las periferias urbanas latinoamericanas (Zambra, 2011).
[3] David Graeber, Direct Action: An Ethnography (Oakland, CA: AK Press, 2009) y Marina Sitrin, ed., Horizontalidad: Voces del poder popular (Buenos Aires: Chilavert, 2005).
[4] Véase Romina Akemi y Javier Sethness-Castro, introducción a Cappelletti, Anarchism in Latin America; Felipe del Solar y Andrés Pérez, Anarquistas: Presencia libertaria en Chile (Santiago: RIL, 2008), pt. 3; Rubén Andino, La rebelión estudiantil en Chile: Una generación con voz propia (Santiago, Chile: OceanSur, 2014); Hugo Cristian Fernández, Irrumpe la capucha: ¿Qué quieren los anarquistas en el Chile de hoy? (Santiago, Chile: OceanSur, 2014).
[5] Véase la introducción de Akemi y Sethness-Castro.
[6] Publique una versión de esta discusión preliminar en Craib, “Lxs Anarquistas,” Latin American Research Review (Sept. 2023).
[7] Henri Lefebvre, La Producción del Espacio (Capitán Swing, 2011 [1974]); David Harvey, Ciudades rebeldes: Del derecho de la ciudad a la revolución urbana (Ediciones Akal, 2013); Doreen Massey, For Space (Sage, 2005).
[8] Michel de Certeau, La invención de lo cotidiano (Universidad Iberoamericana, 2014); Henri Lefebvre, La vida cotidiana en el mundo moderno (Alianza, 1972).
[9] Peter Fritzsche, Reading Berlin 1900 (Harvard University Press, 1996); Angel Rama, La ciudad letrada (Ediciones del Norte, 2002 [1984]); José Luis Romero, Latinoamérica: Las ciudades y las ideas (Siglo XXI, 2023 [1976]); y Daniela Samur, “Binding the State: Bogotá’s World of Prints, 1880s-1930s,” manuscrito 2023.
[10] Gabriel Salazar, La historia desde abajo y desde adentro (Taurus, 2017).
***
[ARTÍCULOS DEL LIBRO]
- LAS RAÍCES ANARQUISTAS DE LA GEOGRAFÍA RADICAL EN CHILE
Pedro Palma, Ignacio Arce, Gricel Labbé, Ignacio Ayala
- LA URBANIZACIÓN DE PRINCIPIO DEL SIGLO XX / CONTRIBUCIONES AL PROCESO DE MASIFICACIÓN DE LAS IDEAS LIBERTARIAS EN LA CIUDAD DE SANTIAGO
Juan Camilo Álvarez Naranjo, Fabián Esteban Lizana Vásquez
- RESPUESTAS SOCIOESPACIALES DE RESISTENCIA ANARQUISTA EN EL TERRITORIO DE SANTIAGO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
Danilo Miranda, Denisse Plaza
- LA CIUDAD DE LAS LETRAS ANARQUISTAS / IMPRENTAS Y REPRESIÓN EN SANTIAGO (CHILE, 1893-1939)
Manuel Lagos Mieres, Francisco Peña Castillo
- CUANDO BARRANCAS ERA EL ESPACIO DE LA LIBERTAD 1900-1930
Fabián Esteban Lizana Vásquez
- EL ÁCRATA AMANECER DEL MOVIMIENTO DE ARRENDATARIOS / LOS ANARQUISTAS Y LA FORMACIÓN DE LA LIGA DE ARRENDATARIOS DE VALPARAÍSO EN 1914
Felipe Mardones Fabio
- URDIENDO REDES. ARTICULACIÓN SOCIOESPACIAL Y ORGANIZACIÓN ANARQUISTA EN EL SUR DE CHILE (OSORNO, 1930-1940)
Diego Mellado Gómez, Eduardo Godoy Sepúlveda
- LA RUTA DE LAS ANARQUISTAS. CUERPAS, EXPERIENCIAS Y DIÁLOGOS DE LAS ANARCO-FEMINISTAS EN CHILE. 1890 – 1935
Francine Silva Sarmiento
- RESISTENCIA MÁS ALLÁ DE LAS FRONTERAS
Nilciana Alves Martins