Ser nombrada raíz. Sobre Acacia de Camila Blavi

junio 29, 2025
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vendrá un día en que todo mi movimiento será creación, nacimiento, quemaré todos los noes que existen dentro de mí, me demostraré a mí misma que no hay nada que temer


CLARICE LISPECTOR

Quiero hablar de insólitas intimidades:
Laxa, agria, oryx, amasijo, chercán, fangal, crisálida, peñasco, liquen, trinaje, gravilla, narval.

Hallar un epígrafe de Kandinsky al comienzo del libro de Camila Blavi. Una frase que habla de una grieta del alma reencontrada en las profundidades de la tierra. Arrojarse a la raíz y reescribir la escena del nacimiento. Acacia (Provincianos, 2025), el segundo libro de poesía de Camila Blavi, propone un viaje a lo interior que es anterior. Hay una fórmula alquímica antigua que dice: visita las partes interiores de la tierra, y rectificando, encontrarás la piedra oculta.

Quiero hablar de insólitas intimidades. De la innegable tendencia pictórica y espiritual de estos poemas. De cómo la poesía es segundo nacimiento. Pero prefiero decir junto a las primeras palabras del poemario: he abandonado la forma que le diste madre.

Atrevernos a encontrar ese primer hilo y anudarlo de nuevo.

A la manera de una catarsis silenciosa, extraer a la madre, como un brote que arrancamos porque arde dentro y no tiene opción más que parirla.

Este libro invita a volver a un estado entre la germinación y la agonía, a la zona donde se enquistó nuestro nacimiento. Las palabras escogidas y sus espacios buscan evocar ahí donde no hubo testigos, donde no pudo haber testigo. Donde alguna vez fuimos puro brote. “Llamo lo anterior a eso que brota fuera del tiempo de los astros”, dice Pascal Quignard. Estos poemas asumen ese riesgo y dificultad. Quien viniera a este lugar no podría nombrarlo aun si hablara la lengua común. Los poemas de Camila se remontan al intento de hallar esa voz que responda al ser nombrada raíz / raíz. Siguiendo la pista de las acacias que pueden hundir sus raíces profundamente para crecer en climas áridos.

Donde pudo haber esterilidad y herida materna, estos poemas responden con germen y fusión. Pero acogerse nuevamente implica un cuerpo que se deshace en capas. Seguir el camino hilado por Blavi es desnudarme y perder la posesión. Debo dejar algo para entregarme a esta intimidad. Desde Contaminaciones (Komorebi, 2023), esta escritura ha tomado la fina capa sensorial de las palabras para hacer paisajes donde la rotura, el quiebre y la herida se entrelazan al delicado entramado natural del mundo.

La escritura de Blavi pone en juego una confianza primaria. Una trama donde podemos descansar de la comprensión y fundirnos. Desprenderse, aunque sea un poco, de la lengua materna. Hacer inéditos pactos, ser híbridas, suspender el eco familiar del trauma. Donde podamos arremeter hacia dentro y volvernos cada una de las quebradas que se desmontan en la costa. Leer aquí es volvernos magnéticas a la vibración oculta de una constelación física, animal y vegetal que susurra debajo de la lengua.

Y en el caso de Acacia se da un paso más. El paso hacia una poesía que instala una prehistoria. “La poesía primera que nos es dado conocer es lenguaje sagrado, a un período anterior a la historia, verdadera prehistoria”, dice María Zambrano. Esta zona, para este poemario, no es una mitología heredada. Es la creación de un paisaje donde convive la acacia, el oryx, el agua y la voz que intenta parirse más allá de esa madre que recubre las células que la organizan en el mundo. La anarquía celular de un ser que da vuelta la escena primaria. Ahora podemos parir a la madre, devolvernos en la trama líquida, ser líquenes o crisálidas entre la materia compacta de la tierra. Porosas y abiertas al entrelazamiento físico. Una trama poética que sopla un erotismo secreto del lenguaje, a la manera de Eunice Odio o Clarice Lispector.

Hay una famosa frase de Susan Sontag que dice que la poesía es la continuación de la infancia por otros medios. Agregaría una entrada más: la poesía también puede ser segundo nacimiento. Un espacio donde olvidar las ansias de aullar madre dentro. Acacia encarna esta raíz que prolonga una nueva genealogía corporal. Como si los poemas fueran extracción, desprendimiento y hallazgo de otra piel.

AUTOR/A/ES
POR 
Drago Yurac
Escritora, editora, traductora. Psicóloga y licenciada en Estética por la PUC. Publicó el El esplendor oculto (Pez Espiral, 2024), además de traducciones de poesía y narrativa de Lydia Tomkiw, Penny Rimbaud, Yone Noguchi, D. H. Lawrence, entre otras. Escribe sobre estética, arte, filosofía, psicología, literatura y teatro. Le interesa explorar los géneros híbridos y las joyas ocultas.
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