Emancipadas hace visible un tejido que conecta a las mujeres -populares, de campo, de cerro, del desierto, indígenas, del mar, trabajadoras- intergeneracionalmente. Hace visible esa gran trama que conecta todos los gestos que las niñas que fuimos, las mujeres que nos antecedieron, cada una de nosotras, las niñas de hoy y las mujeres que vendrán.
La raza / la clase. Sobre Piñen, de Daniela Catrileo
El mundo popular que se despliega en Piñen no es cualquiera, es el de los años ‘90 y esas poblaciones concebidas por la política de vivienda de la dictadura, continuada durante la transición. No son esas poblaciones construidas por las propias manos de los pobladores y pobladoras, sino esa arquitectura antisocial (porque de social nada) que refleja en su forma la violencia de la erradicación. No hay historias heroicas aquí, porque desde esos blocks y casas pareadas hasta el infinito no se combatió a la dictadura (la mayoría fueron construidas a fines de esta) ni fueron el resultado de tomas de terreno. Su principal gesto heroico ha sido resistir esa violencia arquitectónica e insistir en ser parte de una ciudad que les da la espalda.
Joane Florvil, no olvidaremos tu nombre
Aquí estamos hoy ante tu muerte, avergonzados, con una pena negra, a la intemperie. No paramos de contar muertos.
Un río genealógico
No es posible idealizar el efluente (la historia colectiva), ni tampoco el afluente (la historia personal). Por eso resulta mejor admitir la opacidad de las aguas, la imposibilidad de pureza en este río donde se coagula la sangre de la herida.
Poéticas del hambre: un devorarlo todo
La escritura es aquí un querer, un desearlo todo. Un hambre que adereza y un territorio que ambiciona colmar/exhibir la cicatriz con sus tajos abiertos.
Un corazón y el río: la herida de Daniela Catrileo
Habitar entonces en el corte, en el tajo, en la herida. Si las aguas de este río fluyeran solo arrastrarían el olvido, la desmemoria, la falta, la pérdida.