Trazos de Aves: “Publicamos obras que tienen algo que transforma nuestra manera de ver el mundo”

julio 22, 2025
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En un nuevo capítulo de la sección “No sé por qué lo hago”, los creadores y editores de Trazos de Aves cuentan la historia de amor detrás de esta naciente casa editora, sus aprendizajes y los próximos títulos que espera publicar esta dupla.

¿De dónde viene el nombre que tiene la editorial? Esta es una de las preguntas que les hago a Eduardo y Daniela, editores y creadores de la editorial independiente Trazos de Aves.  El tiempo corre, se hace escaso. Lamentablemente no podemos vernos y hacemos esta conversación -que entonces no sería conversación- por correo. De todas maneras, por su forma de escribir, al leer las respuestas escritas a cuatro manos, puedo imaginar cómo hablan, cada uno con su cadencia.

Como cuentan, “el nombre viene precisamente de nuestra historia: Pajarito es el apodo que nos damos mutuamente y queríamos que eso se reflejara en el nombre de la editorial. Los trazos también hablan de las huellas que dejan las historias, de las marcas que van dejando los textos en quienes los leen. Es un nombre que conjuga lo íntimo y lo literario”.

El amor mutuo y el amor por los libros, podríamos decir, son las razones detrás del nacimiento de Trazos de Aves, el 2023. Desde ahí, han publicado una docena de títulos, con un fuerte énfasis en autorías emergentes y de las disidencias sexuales.

Experto en Ciencias de la Computación él, psicóloga ella, esta pareja realiza su labor editorial desde la independencia. “Publicamos las historias y voces que nos parecen importantes, privilegiando la calidad literaria y la relevancia de los temas por encima de consideraciones puramente comerciales”, cuentan.

Busco en el archivo de la revista para ver qué hemos publicado de Trazos de Aves a la fecha. Encuentro una reseña del libro de cuentos Mosaico, una reseña de Habitaciones de la escritora antofagastina Vera Zepeda y una entrevista sobre este libro de cuentos. Esperamos seguir publicando contenidos  de esta editorial.

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Trazos de Ave en la Furia del Libro 2025.

–¿Cuál es el origen de este proyecto? ¿Qué hizo que dijeran: «tenemos que hacer una editorial»?

Trazos de Aves es nuestro proyecto como pareja, posiblemente las semillas estaban sembradas desde que nos conocimos hace veinte años, ya que lo que nos unió primero fue el amor por las historias y los libros.

Un par de años después de conocernos, mientras éramos estudiantes universitarios, hicimos el sitio web ficciones.cl, donde publicábamos cuentos y reseñas, tanto nuestras como de otras personas. Ese era el tiempo de los blogs, donde cada persona quería tener su propia dirección, no necesariamente su «perfil». Había múltiples maneras de tener un blog y la gente buscaba qué leer y qué contar. En vez de algoritmos de recomendación y perfilamiento, había intención de conexión y descubrimiento. Si hay un origen para la editorial, probablemente es Ficciones, porque allí tuvimos nuestras primeras conversaciones sobre textos: ¿Por qué le gusta a Daniela y no a Eduardo, o viceversa? ¿Por qué nos emociona a los dos?

Seguimos compartiendo lecturas por catorce años más, y también experiencias en escritura. Eduardo participó en talleres de Josefa Ruiz-Tagle y Claudia Apablaza, y Daniela también con Claudia, además de formar parte de comunidades de escritoras. El 2021 se concretaron nuestras primeras publicaciones: Daniela publicó Aves de ciudad: Lo que me contaron los zorzales y Eduardo publicó GAME OVER con la editorial Taika en Colombia y México. En ese entonces vivíamos en Barcelona, ciudad a la que nos habíamos mudado en 2019. La pandemia hizo inviables los planes que teníamos y decidimos volver a Chile, esta vez para siempre. La intensidad de lo que vivimos (como sociedad, y nosotros, juntos en el aislamiento pero solos en otro país) creó la necesidad de tener un proyecto en conjunto y en esa reflexión decidimos materializar lo que nos unió cuando comenzamos nuestra relación. Así, las amigas de Taika nos demostraron que era posible la microedición, Josefa y Claudia nos enseñaron mucho sobre el análisis y construcción de los textos, y Claudia también nos compartió sus experiencias editoriales. 

También fue importante la librería Qué Leo Forestal. Hablamos con sus libreros, Mario y Mandina, y nos permitieron tener ejemplares de Aves de ciudad y GAME OVER con ellos. Otras librerías no nos tomaron en cuenta o derechamente nos dijeron que no. Ese apoyo inicial fue importante, siempre que podemos les visitamos y conversamos sobre este mundo. Después de firmar nuestro primer contrato, con Sofía Troncoso, fuimos a Qué Leo Forestal y le dijimos que allí estaría su libro Funerales cuando estuviese listo.

Lo virtual ha sido relevante. Mediante redes sociales conocimos a Berna Ojeda Labourdette, con quien solemos conversar de libros y edición, y a través de ella conocimos a Francisca Cárcamo Rojas (Panchulei), que diseñó nuestra imagen editorial.

En resumen, el origen de la editorial está en nuestro propio origen. Pero el “tenemos que hacer una editorial” sólo se concretó luego de estas experiencias, de ver que no estaríamos solos. Emprendimos nuestro vuelo impulsados de múltiples maneras por otras personas.

–Son una editorial independiente. ¿Cómo comprenden este concepto de independencia en el campo editorial?

Nuestra independencia radica en la libertad para formar un catálogo que responda únicamente a nuestra visión. No tenemos que responder a nadie más, a ninguna institución, a ninguna moda comercial, solo a nosotros mismos y a nuestras autoras y autores. Publicamos las historias y voces que nos parecen importantes, privilegiando la calidad literaria y la relevancia de los temas por encima de consideraciones puramente comerciales.

Primer lanzamiento de Trazos de Ave.

–Desde esa definición, ¿cómo se inscribe su propuesta en el campo editorial local? ¿Cómo se relacionan con otros proyectos?

Nos interesan las voces emergentes y poco convencionales, y en el camino hemos conocido otras editoriales que comparten esta visión. Participar en la Asociación Gremial Editoriales de Chile ha sido enriquecedor. Nos ha permitido descubrir múltiples visiones sobre lo que significa ser una editorial e integrarnos a un circuito de ferias en el que podemos llegar al público.

También nuestras autoras y autores nos han permitido acercarnos a otras editoriales y hermanarnos. Por ejemplo, Tríada Ediciones ha publicado las antologías Imaginarias, con ficción especulativa escrita por mujeres, y algunas de nuestras autoras han publicado en ellas. Entonces, la primera vez que debimos elegir con quién compartir stand en La Furia del Libro, nos acercamos a Tríada. También Imaginistas ha sido importante para nosotros. Su director, Donald Mc Leod, es autor nuestro. Curiosamente lo conocimos primero como autor, y después de aceptar una de sus obras descubrimos que lanzaría una revista a la vuelta de nuestro hogar. Así conocimos su proyecto editorial. Con Imaginistas también hemos compartido stand y, de hecho, las tres editoriales hemos tenido discusiones respecto de cómo empujar la ficción especulativa en Chile. Así, formamos parte de un ecosistema de editoriales independientes súper rico, con las que conversamos y queremos colaborar.

–Eduardo es experto en ciencias de la computación. Daniela, no sé cuál es tu campo de labor u oficio. ¿Cómo se complementan para el trabajo editorial? ¿Cómo confluyen sus saberes aquí?

Daniela es psicóloga y tiene un posgrado en estudios de género, lo que le permite una visión particular tanto a la hora de seleccionar como de editar los manuscritos que llegan a la editorial, con una sensibilidad y preferencia hacia textos que abordan temáticas de género y diversidad. Su experiencia trabajando en consultorios rurales y en liceos de contextos vulnerables le ha entregado experiencias intensas emocionalmente. Recientemente, Daniela finalizó un diplomado en edición, porque quiere dedicarse por completo a esta labor.

Eduardo es autista y su acercamiento a los textos es diferente a lo tradicional, porque su manera de estructurar el lenguaje, la historia, y la emotividad misma corresponden a una manera poco representada en la literatura. Su formación computina nos ha permitido acelerar procesos que usualmente son costosos en tiempo o en dinero, incluso en ambos aspectos, como la diagramación o la configuración del sitio web, o la generación de informes de ventas; en lo operacional, eso ha sido importante.

Su catálogo tiene autorías de mujeres, disidencias, regiones. ¿Cómo eligen lo que publican?

Hemos hecho tres convocatorias abiertas, una por cada año de vida de la editorial. De ellas, seleccionamos los manuscritos que nos conmueven y nos interpelan.

Logramos congregar diversidad en identidades y orígenes, y nos emociona publicar voces que tradicionalmente han tenido menos espacio porque creemos que son las que más cosas tienen por decir.

La emoción es importante en este aspecto: para que aceptemos una obra y decidamos editarla juntos, esta debe emocionarnos por igual. Tenemos que sentir que, además de una buena historia, de un uso precioso del lenguaje, la obra tiene algo que transforma nuestra manera de ver el mundo. Esas obras finalmente se convierten en «libros-ave» o «plaquettes-ave» en el caso de los cuentos.

Trazos de Ave en Feria del Libro 2023

–¿Cómo trabajan el componente gráfico, la visualidad de sus libros?

Desde el principio quisimos que fueran libros hermosos y que sus portadas fueran un reflejo expresivo de la historia y los temas que abordan. Por eso hemos trabajado con distintas ilustradoras e ilustradores para crear portadas que hablen y atraigan. Entendemos el libro como un objeto integral, donde el contenido y la forma dialogan. Para cada portada buscamos artistas cuyo trabajo resuene con la propuesta del texto. En algunos casos hemos determinado previamente qué contiene la portada y la artista contribuye su estilo y su visión; en otras, hemos dejado libertad creativa y nos hemos sorprendido con los resultados. Así hemos construido relaciones fructíferas con artistas como Valeria Araya, Sebastián Franchini, Mabe Panizo, Niktalope y Claudia E. Riquelme. También hemos trabajado con talentos emergentes, como Kamila Chacana González, que diseñó nuestros marcalibros y ya ilustró su primera portada, KIT 065.

Respecto al interior, usamos la tipografía llamada Chúcara next, diseñada por el chileno Juan Pablo de Gregorio. Esta tipografía tiene identidad y a la vez es muy legible. Maquetamos (aquí se nota lo computín de Eduardo) con un software llamado XeLaTeX, en el que el texto se programa, no tiene interfaz, solo una línea de comandos. Suele usarse para textos académicos y nos ha permitido darle un interior elegante y original a nuestras publicaciones.

–A la fecha, ¿cuál es el balance del nacimiento de su editorial? Los principales aprendizajes por esta labor que realizan.

Desde el punto de vista personal es un balance positivo, nos gusta, es un trabajo satisfactorio y entretenido, y nuestra relación se ha fortalecido. Desde el punto de vista económico es complejo, porque no tenemos sueldo y las ventas no cubren todos los gastos en los que incurrimos. Aunque es algo que amamos, creemos que el tiempo que le dedicamos tiene valor y aspiramos a que nuestra editorial sea sostenible.

Los principales aprendizajes han sido sobre la importancia de la paciencia: los libros tienen sus propios tiempos, tanto para nacer como para encontrar a sus lectores y lectoras. También hemos aprendido sobre la importancia de las redes, con otras editoriales, con librerías, bibliotecas y medios como ustedes.

–¿Cuáles son los próximos libros que vienen para Trazos de Aves?

Aunque este año no hicimos convocatoria, sí hicimos solicitud directa de manuscritos a autoras que ya hemos publicado. Tendremos la reedición de una novela de fantasía maravillosa. También estamos conversando derechos con la editorial de una autora mexicana que nos conmovió con sus cuentos sobre mujeres y desastres, tanto íntimos como naturales (tal como en Chile, en México los terremotos son parte del imaginario). Un escritor chileno nos hizo una propuesta de no-ficción que no podíamos rechazar, pero no podemos dar más detalles. Y publicaremos también un cuento de un escritor joven sobre horror corporal y creepypastas.

Recientemente abrimos un sello de coedición llamado Añañuca, en el que prestaremos servicios editoriales. Este sello se caracterizará por publicar historias inolvidables, como el origen de la flor que le da nombre. Mantendremos nuestro criterio estricto de emotividad y lenguaje. Y, aunque la primera tirada de un libro será financiada por su autor(a/e), el proceso de edición y de trabajo será el mismo del resto del catálogo, y nosotros financiaremos las reimpresiones. Ya estamos editando un libro en esta modalidad, una historia de duelo y amistad ambientada en Agua Santa, Viña del Mar.

También apuntamos a tener más presentaciones. Todavía nos falta encontrar una manera de traer a Chile a las autoras y autores que han publicado desde México y Estados Unidos con nosotros: Alicia Mares (Pangea), Daniel Centeno (Rara vez elegimos morir) y Natasha Rangel (Un animal impronunciable). Hace unos meses compramos las partes de un robot al que se le puede poner un lápiz y programarlo para que lo mueva y escriba (se llama pen plotter). Queremos lograr que Alicia, Daniel y Natasha puedan firmar libros desde lejos y así poder hacer un evento para elles, que vuelen simbólicamente hacia este país porque también son parte de nuestra bandada.

AUTOR/A/ES
POR 
Francisca Palma
Nortina y hospiciana. Periodista, funcionaria pública y bordadora. Autora de Iquique Glorioso (Editorial Radio U. de Chile, 2016) e Iconoclastas (Navaja, 2024).
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