/ por La Raza
El Frente Gráfico es un espacio de articulación espontánea de colectivos, productores, artistas, diseñadores y autodidactas que canaliza las luchas y resistencias del movimiento social en Chile, utilizando el cartel como herramienta central de propaganda. Su existencia no es fortuita. En el Frente convergen inquietudes y experiencias de movilización social acumuladas desde el inicio del largo ciclo de movilización estudiantil (año 2000 en adelante), recuperando también el legado histórico de la resistencia gráfica chilena y latinoamericana.
Desde hace un tiempo, carteles, propaganda y agitación convergen en las calles convertidos en un espacio de disputa por excelencia: disputa por los discursos, por la representación, por las consignas y las imágenes. Mismas calles donde los cuerpos individuales y colectivos entran en acción, siendo las brigadas de propaganda un fiel ejemplo de ello.
La producción gráfica del Frente, como también de otros colectivos, agrupaciones y artistas que conviven hoy en Chile (Taller de Serigrafía Instantánea, La Espora, Brigada de Propaganda Feminista, Brigada Negotrópica, Yoanconjota, Edu Leblanc, Tikay, entre otros), conforman una de las huellas activas más palpables de los movimientos sociales en curso. Sus piezas no son producidas para ser conservadas en museos, menos aún para ser transadas como mercancía; su valor está en el uso y en la apropiación colectiva. En tanto actores de la resistencia político–cultural y de una forma creación que transgrede la vieja idea de autoría, los integrantes del Frente ponen sus obras al servicio de la copia y la viralización por muros reales y virtuales.
No son una organización ni un colectivo que represente a un sector específico de la movilización, sino un espacio autoconvocado de agitación que se propone canalizar e incentivar las labores de propaganda provenientes de la movilización social.
Pablo de la Fuente, integrante del Frente Gráfico, nos cuenta que este espacio surge “el año pasado, cuando la prensa había logrado instalar la idea de la protesta como un acto criminal y al encapuchado como su único protagonista, invalidando así cualquier tipo de manifestación, independiente del éxito de una convocatoria”. Por entonces, trascurridos cuatro años desde el 2011 y catorce desde que los estudiantes chilenos comenzaron a colmar las calles para recuperar uno de los derechos sociales básicos arrebatados en dictadura, el contexto mostraba signos de “una reforma trucha cocinándose, junto con la pérdida de asombro en cuanto a la crisis educacional y las manifestaciones”.
“A partir de las reflexiones sobre el cartel que estábamos teniendo con Cesar Vallejos del Taller de Serigrafía Instantánea y Edu Le Blanc de Gente Común, surge la idea de convocar a artistas gráficos, provenientes de distintas áreas (teatro, artes, diseño) con el objetivo de presentar diversas miradas que de forma espontánea pudieran provocar a los distintos receptores de diversos lugares y plantear nuevos paradigmas acerca de un conflicto, pero, sobre todo, lograr viralizar gráficas que instalaran un tema en el espacio público”, señala.
El modus operandi surge en un intercambio de ideas donde se proponen temáticas que unas veces desembocan en campañas, mientras que en otras sencillamente no prosperan, pues el Frente no es por sí mismo “un espacio militante ni obligatorio”, sino que su “idea es respetar las motivaciones e inspiraciones sin obligar a nadie”. El potencial del Frente Gráfico está así anclado en la heterogeneidad de sus propuestas y en la posibilidad de agitar y convocar a otros grupos, para así crear en cadena y aumentar las convocatorias.
La reflexión sobre el cruce entre estética y política atraviesa a la mayoría de los colectivos gráficos que actúan hoy en día, porque, como advierte Pablo, “la imagen es la herramienta comunicacional primaria en los tiempos actuales, instala paradigmas y formas de ver la vida, es una mezcla entre discurso, sentido y composición. El capitalismo la ocupa como herramienta principal de coaptación de ideas y de discursos vacíos, estimulando las pulsiones más básicas en pos de la creación de necesidades”. En este sentido, el cartel es una forma privilegiada donde confluyen paradigmas estético–políticos; en él “se exhibe un colectivo social, más allá del Frente Gráfico mismo, desde la instalación de miradas opuestas a la estética publicitaria que pueden llegar a instalar una temática desde una arista visual, poética o panfletaria (dependiendo del estilo de cada cartelista)”.
Para el Frente posicionar un tema significa “prender una mecha”, y sólo después de eso se desencadena todo. Es precisamente lo que ha ocurrido con algunas de las campañas que hasta ahora han realizado: “No a la criminalización de la protesta social” (con 58 colaboraciones), “Ni una menos” y la reciente “Libertad para la Machi Francisca Linconao”.
Esta última campaña se encuentra en curso, articulada con la red de apoyo a la Machi Linconao mediante la venta de piezas con las que se recaudan fondos. “Las primeras piezas son de octubre del 2016, pero la gran convocatoria llegó ahora durante la huelga de hambre”. Las obras han servido para ampliar el radio de alcance de la demanda por la libertad de la Machi, Pablo incluso comenta que “las mismas imágenes han servido de alimento para la protesta, desde una simple foto de perfil hasta distintos soportes impresos, murales, pendones, etc., que han dado gráfica a los diversos colectivos político–sociales. De una u otra manera, el darle una imagen, o que el receptor o un colectivo elija una imagen que se ajuste a su prisma de lucha, ha servido tanto para abanderar como para reflexionar”.
Se trata de una de las potencias de esta campaña: “Lo más importante de todo es que la viralización traspasa las barreras de clase y espero que también rompa un poco los círculos cerrados o cámaras de eco que es el algoritmo de cada quien en Facebook”. El camino, para Pablo, está trazado: “espero que esto se siga potenciando la espontaneidad [del Frente], de forma que su crecimiento sea orgánico y que las gráficas se mantengan lo más heterogéneas posibles, así como también que el mirar el trabajo propio y el de los colegas ayude a lograr un crecimiento colectivo de la propaganda popular y por lo tanto del cartel político en su calidad y profundidad”, concluye.
Exhibimos a continuación las piezas que componen la campaña “Libertad definitiva a la Machi Francisca Linconao” que, además de circular en las calles y virtualmente, están en venta para la recaudación de fondos en apoyo a la defensa judicial tanto de la Machi como de los otros diez procesados por el caso Luchsinger–Mackay que, hoy por hoy, se encuentra ad portas de revelarse como nuevo montaje judicial.
Listado piezas
1. “Francisca Linconao, ausente” – Edu LeBlanc / Gentecomun
2. «Ilustración de Machi Francisca Linconao» – Jano y Ester Valdés
3. “Libertad a Francisca Linconao, libertad al pueblo mapuche” – Edu LeBlanc / Gentecomun
4. “Libertad, libertad, libertad, libertad” – Pablo de la Fuente / Gráfika Diablo Rojo
5. “Libertad” – Luis Reyes / Serigrafía Instantánea
6. “Linconao Libre – tripatupe taiñ machi (Liberen a nuestra machi)” – César Vallejos de Serigrafía Instantánea y Puñalada
7. «Ilustración» – Vale Clave
8. “Libertad Machi Francisca Linconao” – Tikay
9. “Resiste” – Ximena Garrido y German Ríos.
10. “Libertad” – Monisipi Encantada
11. “Libertad” – Juan Andrés Rivera
12. “Meñal Tripatupe Taiñ Mach” – Pedro Vásquez y Max Pérez / Serigrafía Instantánea
13. “Libertad” – Claudia Salas
14. “Justicia y libertad” – Danielä Elä
15. “Libertad” – Nacho Nass
16. “Linconao” – Cabeza Gráfica
17. «Ilustración» – Juan Pablo Mutay y Lalio Mutay
18. Ilustración “Libertad” – Manolo Mac
19. “Libertad Machi Francisca Linconao” – Nicolás David Abu Apara
20. “Libertad y respeto por nuestros pueblos” – Ricardero
21. “Machi Francisca Linconao, libertad, San antonio” – Tazonesai San Antonio
22. “Resiste Francisca Linconao” – Yoanconjota
23. “Linconao secuestrada por el Estado” – Joaquín Contreras
24. “Resiste” – Colectivo agrupar CTRL+G
25. “Volveré” – Rodrigo Oñate
Perfil del autor/a:
Equipo Editorial LRC