Ahora bien, si el club nocturno es la noche sin concesiones ni remisión, el “Mol (sic) es su previsible anverso. En su recinto se sucumbe a la luz del día sin sol. Los habitantes se someten a este espacio para vivir bajo la claridad sin calor del reflector.
Alan García, a galope.
Quiso ser el rey, pero nunca pasó de ser un caballo acostumbrado a escapar saltando por encima de todas las piezas que le salían al frente. Al final se encontró acorralado por los peones (jueces y fiscales) que tanto despreciaba. Caballero nomás, Caballo Loco.
Esquirlas entre Santiago y Caracas
Para nadie es novedad que la escalada de la crisis venezolana lleva un tiempo en su punto de máxima ebullición. A estas alturas, sin embargo, abordarla desde un ángulo diáfano parece una tarea más que imposible, imprecisa.
Un ponencista suelto en Bogotá (cap. VII y VIII)
¿Está sumergido en un pantano impresionista? ¿Está proyectando su estado de ánimo en la melodía de un aparato fonador irritado? Se le aparece un terror de lingüistas armados con instrumentos de medición. Los expurga con los diez mantras inmorales de los mandingas de Memphis.
Un 68 tropical: política y cultura en la Revolución cubana
Los primeros días de enero de 1968 comenzaron a reunirse en Cuba cientos de intelectuales de las más disímiles ocupaciones, procedencias geográficas y corrientes políticas. El motivo era el Congreso Cultural de La Habana (CCH).
La cultura no se consume, se produce.
Se trata de una instancia donde los artistas y los espectadores forman un todo, que se propone romper con los parámetros establecidos por la economía de libre mercado y la política gubernamental en torno a la cultura y las artes.