Porque las mujeres que abortan y las que las acompañamos EXISTIMOS. Las mujeres merecemos acceso a la salud, pero sobre todo merecemos dignidad. La dignidad de acompañarnos, la dignidad de no ser obligadas a hacer lo que no queremos hacer, la dignidad de elegir y soñar la vida que queremos vivir, la dignidad que hace siglos se nos debe. La dignidad de imaginar juntas un mundo donde nunca más la culpa, nunca más el miedo, nunca más la ley, nunca más la iglesia, nunca más nadie por encima de nosotras, nunca más.
La muerte como profecía de vida
En este país cementerio, los asesinatos de hombres y mujeres adultas ya no impactan tanto. La muerte es cotidiana y nos saluda sombríamente por la ventana todos los días.