“Dejaste que me quemara y ahora somos cenizas en el suelo” es un libro hermoso y horroroso al mismo tiempo, que nos invita a entrar en el corazón roto y en el alma herida de su autor. Cada fragmento nos habla de historias donde se cruza lo autobiográfico con la ficción, y que nos obliga a observar de cerca todo el dolor que puede llegar a sostener un cuerpo.
Un sentir sobre “Retrato de una mujer que un día miró la luna y le pareció que era falsa” de Carla Zúñiga
El teatro es cruel en eso. El cine supo resolver esa maldad inventando un soporte material donde se puede reproducir una y otra vez la historia que cuenta. El teatro no se toma esa molestia, no le interesa esa consideración. Te lo da todo en una hora y media y después te despoja de todo cuanto ofreció.