Gabriela Contreras no es predecible en este paisito triste, ocupa un lugar contracultural y se mueve como una tortuga, como una Caguama valerosa-laboriosa en estas aguas nuestras y ajenas, turbulentas, oscuras, densas, claras a veces, sinuosas, pesadas y livianas, mal-bien olientes.
Carta abierta a las lectoras de Malú Urriola
Cuando mi cuerpo experimentaba la deformación de la adolescencia y en mi crecía una necesidad juvenil por literatura que me hiciera llorar, una amiga me dijo: «weona, tení que leer a la Malú Urriola».