Franco y Soledad no espejean la realidad, la absorben para construir otra, capturan sus fuerzas para levantar una nueva, que emerge con brío, como una anomalía, como un desvío fascinante de la realidad que habitamos.
Franco y Soledad no espejean la realidad, la absorben para construir otra, capturan sus fuerzas para levantar una nueva, que emerge con brío, como una anomalía, como un desvío fascinante de la realidad que habitamos.