Para nadie es novedad que la escalada de la crisis venezolana lleva un tiempo en su punto de máxima ebullición. A estas alturas, sin embargo, abordarla desde un ángulo diáfano parece una tarea más que imposible, imprecisa.
Para nadie es novedad que la escalada de la crisis venezolana lleva un tiempo en su punto de máxima ebullición. A estas alturas, sin embargo, abordarla desde un ángulo diáfano parece una tarea más que imposible, imprecisa.