Se trata, pues, de avanzar hacia una política mapuche para todo Chile, construir una estratégia democrática en la gestión territorial del Estado y, más contingente aun, proyectar una defensa de los derechos humanos amenazados por la violencia que justifica el neoliberialismo, no sólo en Temucuicui, sino a lo largo y ancho de nuestro país colmado de contradicciones.