La vigencia y urgencia de este ensayo radica, por un lado, en la imprescindible interrogación de mitos que repetimos acríticamente tanto en el plano público como el privado. Mitos que pasan de boca en boca, de libro en libro, de cita en cita, y que conforman, generación tras generación, el material con el que se urde el persistente relato patriarcal.