Fue luego de unos días que supe que a muchas de estas personas que mataban los milicos las enterraban por ahí. Unos vecinos que trabajaban en unos caminos vieron cómo llevaban unos cuerpos a unos hoyos por allá por los cerros y cuando se enteraron que habían matado a los sobrinos nos dijeron que quizás eso les había pasado.
Crónica de un fin de mundo: 22 de mayo, 1960.
La naturaleza destruyéndose a sí misma, sin miramientos, transformó la existencia del que había sido, hasta el día anterior, un pueril adolescente.