Mientras Littin busca la pornomiseria para despertar el repudio de la comunidad internacional, el panorama se le presenta de forma perturbadoramente contraria: un país limpio, en absoluto orden. Littin peca de ingenuo. Si la UP buscó bosquejar una imagen de un Chile que avanzaba con obreros y campesinos organizados, Pinochet y su tropa apostaron todas sus cartas por organizar una nueva cartografía que operase como asepsia del relato construido con la clase trabajadora.