Todos los años pensaba que se me había olvidado y todos los años volvía a tomar los palillos y lo iba recordando con el tacto. Había algo familiar en el roce de la lana con mis dedos, en el tañido de los palillos, en el murmullo de una voz femenina contando puntos, identificando errores, enmendándolos con un crochet.